¿Qué naturaleza quedará a los que vienen? 

Sonia Gallina

Artículo publicado en la Crónica y el Portal Comunicación Veracruzana el 22 de noviembre 2022

El conocimiento generado por los investigadores en lo referente a la naturaleza es esencial para poder desarrollar estrategias de conservación. En el INECOL se está proponiendo como un Proyecto Estratégico de Conservación llevar a cabo los estudios de monitoreo de animales y plantas en Áreas Naturales Protegidas con distintos ecosistemas, como los bosques templados, los bosques de niebla, los desiertos, los manglares y las costas, donde la institución tiene estaciones de campo: en las Reservas de la Biosfera Michilía y Mapimí en Durango, Centro de Investigaciones Costeras de La Mancha en la costa veracruzana y el Santuario del Bosque de Niebla, en Xalapa.

Sin embargo, será necesario divulgar ese conocimiento en diferentes medios, ya que el reto es lograr una sociedad bien informada como la mejor respuesta para solucionar los problemas ambientales que enfrenta la naturaleza.

Palabras clave: Áreas Naturales Protegidas, conservación, estaciones de campo, naturaleza.

Cuando hablamos de conservación de la naturaleza nos referimos a la búsqueda de estrategias que nos permitan, por un lado, hacer un uso adecuado de su riqueza, pero a su vez, que no lleguemos a destruirla para que las generaciones futuras puedan también disfrutar de todas sus bondades. Hay que tomar en cuenta que dependemos totalmente de la naturaleza que nos brinda bienes tangibles y servicios como el agua, oxígeno, alimentos, medicinas, entre otros, y bienes intangibles como la belleza y la tranquilidad que da estar disfrutando paisajes naturales.  

La humanidad está transformando de forma acelerada la naturaleza, por la explotación lo cual está llevando a la desaparición de especies tanto de plantas como animales, a tal grado que se está considerando como la sexta gran extinción por causas antrópicas. Cada especie que ponemos en riesgo no puede ser sustituida, y hay que considerar que desempeñan un papel dentro de los sistemas complejos que son los ecosistemas, que ayudan a su estabilidad y resiliencia (es a la capacidad de un sistema ecológico para recuperar sus propiedades después de verse alterado por una perturbación). Al desaparecer especies se pueden desencadenar alteraciones en el sistema volviéndolo más frágil ya que todo está interrelacionado.

Laboratorio del Desierto estación de campo en el Desierto Chihuahuense de la Reserva de la Biosfera Mapimí, Durango

Foto: Dante Hernández Silva

 

El Proyecto Estratégico de Conservación que quiere echar a andar el Instituto de Ecología, A.C. (INECOL) propone una estrategia de monitoreo en las Áreas Naturales Protegidas donde el INECOL tiene estaciones de campo: ubicadas en las Reservas de la Biosfera en Mapimí (Laboratorio del Desierto), en la Reserva de la Biosfera La Michilía (Estación Biológica Piedra Herrada) en Durango, en el sitio RAMSAR La Mancha-El Llano (Centro de Investigaciones Costeras – CICOLMA) en la costa veracruzana, y en la fracción A de la Reserva Ecológica Parque Francisco Xavier Clavijero (Santuario Bosque de Niebla) al lado de las instalaciones de la sede Xalapa del INECOL.

El monitoreo de la biodiversidad o sea conocer la riqueza de la naturaleza es fundamental para reconocer la dinámica del ecosistema y las respuestas de las comunidades bióticas a diferentes perturbaciones o cambios, de ahí que sea relevante poder hacerlo en los diferentes ecosistemas como son los bosques templados, los bosques de niebla, los desiertos, los manglares y las costas, representados en nuestras ANP. Todos ellos son laboratorios naturales que nos ayudan a entender los cambios y poder desarrollar estrategias que permitan mitigarlos si es necesario, y en su caso tratar de restaurar las funciones para su integridad ecológica.

Conocer la integridad de los diferentes ecosistemas para brindar los servicios ambientales como la polinización, depredación, captación de agua y captura de carbono entre otros, tienen mucho que ver con la economía y bienestar de las comunidades locales. Sólo cuando perdemos algún elemento del ecosistema nos percatamos de su valioso papel que desempeñaba.

La generación de conocimiento científico que llevarán a cabo los investigadores debe estar vinculado con la comunicación de éste hacia la población, de forma que incida en la concientización de la problemática, que despierte el interés para involucrarse buscando alcanzar metas integrales de conservación de la naturaleza y su riqueza. Resulta necesario documentar sus aciertos, fortalezas y debilidades para el establecimiento de marcos de acción que puedan ser adoptados en otras ANP.

El llevar a cabo el monitoreo de la fauna y su hábitat nos permitirá determinar cuáles especies se encuentran en buen estado en estos diferentes sistemas ecológicos, cuáles pueden ser buenos indicadores de un disturbio, cuáles están en riesgo y cuáles son los factores que están incidiendo en ellas, lo cual es necesario para definir estrategias de conservación. Por lo tanto, el conocimiento es clave para la conservación, así como la divulgación del mismo, para que los miembros de la sociedad se vuelvan consientes y sean los actores que ayuden, ya que lo que no se conoce no se aprecia su valor y la ignorancia lleva a la indiferencia. El reto es lograr una sociedad bien informada como la mejor respuesta para solucionar los problemas ambientales.