La problemática ambiental global causada por la utilización inadecuada que el ser humano ha hecho del territorio y de sus recursos naturales, ha conducido a una crisis que pone de manifiesto la necesidad urgente de reorientar la interacción hombre - naturaleza, como único medio para garantizar su supervivencia en el planeta. Es necesario reintegrar la cosmovisión del conocimiento empírico y práctico, del uso de los recursos, resguardado en la sapiencia del ámbito rural, reforzándolo con el conocimiento científico y técnico.

El municipio de Xalapa, también se ha visto inmerso en esta problemática, donde es notoria la transformación y cambio del paisaje original, que estaba integrado en su mayor superficie por una cubierta vegetal principalmente de bosque mesófilo de montaña (caducifolio o de niebla), algunas áreas reducidas de encinar, pinar, selva baja caducifolia y vegetación riparia o bosque de galería, además de algunos parajes de humedales atomizados en cuanto a su distribución espacial. En la actualidad aproximadamente el 50% del territorio municipal corresponde a asentamientos humanos (en constante expansión). Aun cuando está comprobada la funcionalidad de la cobertura vegetal, sobre las condiciones ambientales adversas como el cambio climático y desabasto de agua, y contar con un Programa de Ordenamiento Ecológico Territorial Regional de la Región Capital de Xalapa, esta continúa siendo removida desordenadamente para dar paso a las actividades antrópicas, particularmente la apertura de nuevas zonas habitacionales (Figura 1).

Fig 1. Expansión urbana de la ciudad de Xalapa 1980-2015 (elaborado por Israel Acosta)

 

A pesar de ello en la zona periurbana todavía se pueden localizar sitios con algún tipo de cubierta vegetal considerada como primaria, uno de ellos es la Colonia Olmeca, situada a escasos 6 km al noroeste de la capital, con alrededor de 400 habitantes. Allí es posible distinguir características propias del ámbito rural, como es la baja densidad poblacional, el sentido de pertenencia y convivencia con áreas de vegetación natural. Su cubierta vegetal corresponde al bosque mesófilo de montaña intercalado con áreas de pastizales (pastoreo vacuno) y en menor proporción con cultivos de temporal, estos últimos generalmente para autoconsumo. El bosque mesófilo de montaña (Figura 2), estructuralmente está caracterizado por tres estratos: uno superior arbóreo y dos bajos (sotobosque) arbustivo y herbáceo. El estrato arbóreo tiene una altura de 23 m, cuyas especies más conspicuas son: Ocotea psychotrioides, Carpinus caroliniana, Quercus lancifolia, Q. germana, Turpinia insignis. El estrato arbustivo con una altura de 4 m, representado principalmente por Randia xalapensis, Deppea grandifolia, Hoffmannia excelsa, Picramnia antidesma, Xylosma flexuosa, y el estrato herbáceo, menos abundante y diverso que los estratos superiores, con altura no mayor a los 30 cm, las especies más características son Litachne pauciflora, Pteris orizabae, Syngonium podophyllum, Smilax sp.

Fig 2. Vista externa e interna del bosque mesófilo de montaña, Colonia Olmeca (Foto Israel Acosta)

 

Lamentablemente, la expansión urbana municipal ha dado pie a un mosaico en el cual dominan preferentemente superficies de uso habitacional como se mencionó anteriormente, sobre aquellas destinadas a cultivos y pastizales (pastoreo), pero sobre todo ha relegado a la cubierta de vegetación natural a pequeños relictos confinados en sitios de difícil acceso (cañadas, pendientes pronunciadas, etc.) principalmente dentro de propiedades privadas y cada vez más alejadas de los centros urbanos.

Ante esta situación cada vez más crítica, resulta indispensable el rescate del conocimiento holístico que aún atesoran las comunidades rurales hacia el uso apropiado de su hábitat inmediato, como es el caso de la Colonia Olmeca, condición que ha propiciado la convivencia con un entorno relativamente conservado hasta estos tiempos (Figura 3). Esto ha permitido el mantenimiento del capital natural y la preservación de su integridad ecológica, fundamentales para el funcionamiento de los sistemas naturales y de la sociedad, es decir, se hacen posible mejores condiciones de vida, por lo tanto su conservación y mantenimiento debe de ser de interés público, preponderante para el beneficio de generaciones actuales y futuras.

 

Referencias

  • Castillo-Campos, G. 1991. Vegetación y Flora del Municipio de Xalapa, Veracruz. Programa del Hombre y la Biosfera (MAB, UNESCO). Instituto de Ecología, AC.- H. Ayuntamiento de Xalapa, Veracruz. 148 p.
  • Benítez, B. G. 2010. Crecimiento de la población y expansión urbana de la ciudad de Xalapa, Veracruz y sus efectos sobre la vegetación y cultivos agroindustriales. Tesis Doctorado en Agroecosistemas Tropicales. Colegio de Postgraduados, Tepetates, Veracruz. 136 p.