Restauración de manglares: ¡a combinar ecología con ingeniería ambiental!

Ángel Francisco Zaragoza Méndez, Ana Laura Lara Domínguez, Jorge López-Portillo, Arlene Ibarra Villanueva, Moisés Rivera Rodríguez, Mauricio Hernández Sánchez

En los ecosistemas de manglar habitan numerosas especies de peces y mariscos de importancia comercial, también son barreras físicas que protegen de inundaciones, tormentas tropicales y huracanes, entre una gran cantidad de servicios que proveen a los pobladores locales. Por eso deben protegerse y apreciarse aún lejos de las costas.

Adicionalmente, son sistemas muy productivos por la captura de bióxido de carbono a través de la fotosíntesis: parte de esa productividad se exporta y otra parte, principalmente las raíces, se acumula en el suelo y se convierte en un importante almacén de carbono que puede durar ahí hasta 4,000 años. Sin embargo, el desarrollo de infraestructura frecuentemente afecta la cantidad de agua que reciben o los afecta directamente cuando hay un cambio de uso de suelo, causando un fuerte deterioro e incluso la muerte. Es cuando se necesita restaurar las zonas dañadas para facilitar el establecimiento natural de manglares.

La restauración de los manglares es un tema de investigación importante. Cuando las alteraciones en el ecosistema no permiten que pueda regenerarse de manera natural, es necesario implementar acciones para recuperar las funciones de un manglar en buen estado de conservación, que es la referencia a la que queremos llegar. El éxito de la restauración del manglar consiste en alcanzar las condiciones adecuadas para el establecimiento, la supervivencia, el crecimiento y la reproducción de los individuos, estas son las condiciones físicas y químicas del suelo y el hidroperiodo que las mantiene.

El hidroperiodo tiene tres componentes: frecuencia, nivel y tiempo de inundación. En el campo, se determina con un levantamiento topográfico y considerando los aportes de agua a través de las mareas, los escurrimientos superficiales y la precipitación. Puesto que en los manglares el hidroperiodo se relaciona con pequeñas variaciones en el relieve (de hasta 30 cm), la microtopografía permite inferir la distribución de las áreas con potencial de restauración.

En el manglar de la laguna de Tampamachoco, parte del Sitio Ramsar 1602 que se localiza en Tuxpan, Veracruz, existen alrededor de 30 ha de manglar muerto además de zonas deterioradas por la interrupción del flujo laminar por la construcción de 3 terraplenes que fragmentaron la zona. Esta interrupción del flujo de agua, su estancamiento y evaporación aumentó la concentración de sales a 120 gramos por litro o partes por mil (ppm), más de tres veces la salinidad del agua del mar, que es de 35 ppm.

En 2011, se iniciaron los trabajos de restauración con apoyo inicial de la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (CONABIO), que después ha sido complementado con recursos de la Fundación Golfo de México y la Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial (ONUDI), en el año 2012 se abrieron canales de comunicación entre las zonas de manglar aisladas por los terraplenes. Estas acciones permitieron el lavado del suelo con la consecuente reducción de la concentración de salinidad alcanzando 70 gramos por litro de sales, similar a los sitios con contiguos con manglar conservado. Esto permitiría que las plántulas de manglar que se establecen pudieran sobrevivir con esas condiciones de suelo.

Aunque la salinidad del agua y las condiciones del suelo habían mejorado, no se observaba un aumento en el establecimiento de las plántulas de mangle debido al que el nivel de inundación era mayor al tamaño de las raíces y las plántulas que lograban enraizarse no sobrevivían mucho tiempo. Al morir los árboles del manglar por el exceso de sales, el suelo se colapsó. Esto pasa cuando las raíces mueren y dejan de ser un soporte para el sedimento en el que se desarrollan, causando zonas bajas que por su profundidad (apenas 15 cm) no permiten el anclaje de los propágulos. Las pocas que se establecen mueren cuando el nivel del agua sobrepasaba el tamaño de las plántulas, provocando su muerte por ahogamiento.

En el año 2019, con el apoyo del Programa de Compensación Ambiental por Cambio de Uso de Suelo de la Comisión Nacional Forestal (CONAFOR) se continuaron las acciones de restauración, ahora con la participación de 30 restauradores pertenecientes a los ejidos de Barra Galindo, y San Antonio en Tuxpan Veracruz. En febrero de 2019, provistos de equipo de protección, botas y palas los restauradores (n mujeres y n hombres) iniciaron la apertura de 3,000 m de canales de 3 m de ancho por 0.80 m de profundidad y de 750 montículos de 5 m de diámetro y 0.35 m de alto tras la determinación de flujos preferenciales calculados a partir de un plano micro topográfico de 100 ha de manglar. Dos canales atraviesan el manglar conservado, entre el manglar muerto y la laguna. Uno (330 m de largo) está al norte y el otro (270 m de largo) está al sur de los terraplenes y se terminaron en mayo y junio de 2019, respectivamente. Los dos canales permiten la entrada y salida de agua de marea hacia el manglar muerto.

Los 2400 m de canal restantes atravesaron la zona muerta de sur a norte y la tierra de excavación se distribuyó a los lados para formar montículos más altos que el nivel de inundación, además, se hicieron 750 islotes más altos que el nivel de inundación de 5 m de diámetro con los troncos muertos y como base y rellenados con el suelo excavado alrededor. Todas estas acciones concluyeron en agosto 2019, previo al periodo de dispersión de las semillas y propágulos de manglar.

Durante la temporada de producción y dispersión de propágulos de mangle en Tampamachoco, se logra observar la eficiencia de las acciones realizadas por el establecimiento de una gran cantidad de propágulos en los islotes y a lo largo de los bordes del canal construido. En cada islote contamos más de 500 plántulas establecidas naturalmente y ahora estamos dando seguimiento tanto a los flujos de agua como a la supervivencia y crecimiento de los individuos. Acaba de pasar la temporada de secas y hemos notado una alta supervivencia y esperamos con mucha ansiedad el momento en el que podamos retomar nuestras actividades una vez que se levante la cuarentena para protegernos del coronavirus.

 

Pies de fotos

Fig. 1. Restauradores trabajando en la apertura del canal que conecta la Laguna de Tampamachoco con el manglar deteriorado. Autor: Ángel Francisco Zaragoza Méndez.

Fig 2.(slider) Construcción de los montículos para facilitar el establecimiento de propágulos. Autor: Ángel Francisco Zaragoza Méndez.

Fig 3. Vista aérea Tampamachoco . Autor: Ángel Francisco Zaragoza Méndez

Fig 4. Plantulas_bordes_canales. Autoar: Arlene Ibarra Villanueva

Fig 5. Plantulas_bordes_canales 2. Autora: Arlene Ibarra Villanueva