La historia del Tsurumpitpit: un canto de identidad

Adriana Sandoval Comte y Juan Manuel Díaz García

En comunidades totonacas de la Sierra Norte de Puebla, el canto del Tsurumpitpit [onomatopeya totonaca] acompaña las noches nubladas y lluviosas desde tiempos remotos. Sin embargo, entre las personas existe incertidumbre sobre la identidad del animal que emite este canto tan particular. Este fenómeno curiosamente se repite en diferentes lugares de México, donde dos tipos de anfibios cohabitan cerca de las personas. ¿Quién será el dueño de tan curioso canto?

Palabras clave: anfibios, bioacústica, conservación, cultura mexicana.

 

Durante las noches nubladas y lluviosas en la Sierra Norte de Puebla, es muy frecuente escuchar un canto fuerte y chirriante, emitido por un misterioso animal que se oculta entre la neblina y la oscuridad. Para tener una idea del sonido del que estamos hablando, te presentamos la siguiente onomatopeya (palabra que imita un sonido). Repite lentamente: tsu-rum-pit-pit, tsu-rum-pit-pit, tsu-rum-pit-pit, ¿lo reconoces? Si vives en la sierra poblana o en la vertiente del Golfo de México (incluyendo Xalapa, Coatepec y alrededores), y si has escuchado con atención los sonidos nocturnos que te rodean, verás que este sonido te parece familiar, incluso si tú casa está en medio de una ciudad ruidosa. Si Tsurumpitpit no te suena familiar, quizá hayas escuchado las frases “ya está cantando el tlaconete” o “los tlaconetes chillan como pollito”. Ahora seguro reconoces el sonido al que nos referimos.

En las comunidades totonacas de la Sierra Norte de Puebla, Tsurumpitpit es el vocablo con el que se nombra a un enigmático animal que canta principalmente durante las noches húmedas. A pesar de ser sumamente reconocido y escuchado, en estas comunidades existe incertidumbre sobre cómo es físicamente el Tsurumpitpit. Aunque algunas personas dicen que se trata de un pajarito o un grillo, la mayoría lo describe como una lagartija lisa o tlaconete, curiosa situación que se repite en distintas localidades totonacas a pesar de estar distanciadas entre sí.

Antes de develar la identidad de tan evasivo cantor, es importante mencionar que el canto es un medio de comunicación auditiva usado por una gran variedad de animales, como las aves, los insectos, algunos mamíferos, las ranas y los sapos. Para que este medio de comunicación sea eficiente, se requiere de al menos tres componentes: el emisor (quien canta), el receptor (quien escucha) y el mensaje (el canto). Acústicamente, los cantos tienen características propias dentro de las que destacan las notas, frecuencias y duraciones. Dependiendo de la composición y arreglo de estas características, es posible distinguir entre diferentes grupos o especies. Por ejemplo, podemos diferenciar el canto de un gorrión, al de una primavera o al de una rana, e incluso, en algunos casos es factible distinguir entre individuos de una misma especie. Sin embargo, a pesar de la indiscutible utilidad que otorga comunicarse a través de sonidos, existen algunos animales que no han desarrollado estructuras que les permitan comunicarse auditivamente, tal como ocurre con las salamandras o tlaconetes. A diferencia de las ranas y los sapos, las salamandras no han desarrollado cuerdas o sacos vocales que les ayuden a comunicarse a través del canto. En general, las salamandras se consideran “mudas” a pesar de que se han documentado algunos chillidos o chasquidos emitidos por unas cuantas especies, especialmente como respuesta al estrés o manipulación.

Entonces, ¿cómo fue que se le adjudico el canto a un tlaconete mudo? ¡Vaya situación! Resulta que el tlaconete (Bolitoglossa platydactyla), nombre coloquial que recibe una especie de salamandra de unos 15 cm de largo, de panza y cola oscuros, y con lomo anaranjado, comparte su distribución, hábitat y horarios de actividad con varias especies de ranitas chirriadoras. Estas ranitas, son generalmente de color café rojizo o verdoso y miden apenas unos 2.5 cm de longitud. Las diminutas ranitas chirriadoras (en particular Eleutherodactylus cystignathoides y E. verrucipes) emiten sus potentes cantos escondidas y camuflajeándose entre las rocas, vegetación o escombros, lo que dificulta que las podamos observar. Por el contrario, el tlaconete, al ser de mayor tamaño y tener una coloración llamativa, suele observarse con mucha mayor facilidad. Ambos tipos de anfibios prefieren estar activos durante las noches lluviosas, lo más seguro es que mientras una o varias ranitas chirriadoras estaban escondidas cantando “tsu-rum-pit-pit, tsu-rum-pit-pit”, las personas vieron a un tlaconete y lo asociaron con este sonido. Es sorprendente como este fenómeno ha ocurrido en diferentes partes de México y se fue transmitiendo por la tradición oral de generación en generación.


Ahora podemos comenzar a decir que una rana chirriadora es el anfibio que emite el canto que nuestros abuelos y abuelas nos han dicho que hacen los tlaconetes mudos. Que el Tsurumpitpit que habita en las comunidades totonacas de Puebla es una rana chirriadora, cuyo canto forma parte de la riqueza biocultural de estas comunidades, debido a que sus habitantes piensan que anuncia y atrae las lluvias. Esta historia es una invitación a mantener el asombro ante lo desconocido y a valorar nuestra relación con los sonidos de la naturaleza. Recordemos que compartimos nuestro planeta con seres vivos extraordinarios, que cumplen funciones de gran importancia tanto biológica como cultural. Sí te quedaste picado y quieres conocer de viva voz la historia del Tsurumpitpit, puedes buscar el cortometraje documental TSURUMPITPIT en Facebook o YouTube, el cual estrenamos hace apenas unas semanas.

 

Pies de figuras

Fig 1 (portada). La historia del Tsurumpitpit: un canto de identidad. Autor: Jorge Ramos Luna.

Fig 2. Fotografía panorámica de algunas casas de las comunidades totonacas de Puebla, las cuáles mantienen vegetación que otorga refugio al Tsurumpitpit. Foto: Juan M. Díaz-García.

Fig 3. Tlaconete (Bolitoglossa platydactyla), anfibio inofensivo que no emite cantos. Autor: Juan M. Díaz-García.

Fig 4. Áreas de traslape donde habitan el tlaconete y dos especies de ranita chirriadora. Diseño: Adriana Sandoval-Comte.

Fig 5. Rana chirriadora (Eleutherodactylus cystignathoides) comúnmente escuchada en zonas urbanas en la vertiente del Golfo. Foto: Adriana Sandoval-Comte.

Fig 6. Póster oficial de Tsurumpitpit, un cortometraje documental biocultural grabado en una comunidad totonaca en la Sierra Norte de Puebla. Diseño: Miclart.