Suelos ribereños y su importancia para el bien común

Adolfo Campos C., Ma. Susana Alvarado B. y Gabriela Vázquez

Artículo publicado en el Portal Comunicación Veracruzana el día 18 de marzo 2021

Los suelos ribereños son los que se forman a lo largo de arroyos y ríos. Forman la ribera que conecta terrenos y agua, así como personas, animales y agua. Estos suelos funcionan como almacén y centros de transformación de carbono y sustancias que pueden ser nutrientes o contaminantes. Las condiciones de los suelos ribereños afectan entonces la calidad del agua superficial y subterránea, impactando nuestra salud. Además, estos suelos realizan funciones de regulación del flujo de agua mitigando eventos de inundación y de erosión. Sin vegetación boscosa ni protección, estos suelos son muy vulnerables a degradación y pérdida, lo cual reduce o elimina los servicios que nos proveen.

Palabras clave: suelo ribereño, servicios ecosistémicos, arroyos y ríos

Los suelos ribereños son los que se encuentran a lo largo de arroyos y ríos, y son formados normalmente por procesos de acumulación de partículas que provienen de otras partes del paisaje. Son entonces, el resultado del movimiento, de las transferencias y de la acumulación transitoria y/o a largo plazo, de materiales (mineral y orgánico) y de energía, en lo que conocemos como la ribera de arroyos y ríos. Los suelos ribereños favorecen la conectividad longitudinal (a lo largo de la ribera), lateral (a lo largo de laderas contiguas) y vertical (en profundidad) entre la tierra y el cuerpo de agua, intercambiando material mineral, sustancias orgánicas y elementos iónicos (entre ellos nutrientes o contaminantes). Además, la ribera permite el acceso directo al agua, ya que conecta a las personas y animales con arroyos y ríos.

Estos suelos suelen ser muy variables en cuanto a sus características estructurales, propiedades químicas, físicas y biológicas, tanto en sentido vertical (a profundidad) como horizontal (a lo largo de la ribera). Por lo general, los suelos ribereños conservan, en su estructura vertical, una “memoria” de eventos pasados del sistema ribereño. Son un archivo de eventos geológicos, ecológicos y arqueológicos. Por ejemplo, en los suelos ribereños se han encontrado artefactos arqueológicos, evidencias de eventos extremos como inundaciones, capas orgánicas sepultadas evidenciando derrumbes, granulometría variable demostrando cambios en el curso del río o arroyo, entre otros.

La estructura del suelo (que es la agregación de las partículas de arena, limo, arcilla, y sustancias orgánicas, en compuestos porosos heterogéneos) regula muchos procesos en el

suelo como: la retención y la infiltración del agua, el intercambio de gases con la atmósfera, la retención y transformación de la materia orgánica y de otras sustancias, la penetración de las raíces, la actividad de los organismos que habitan en el suelo, y la susceptibilidad del suelo a la erosión, entre otros. De tal manera que, los suelos son sistemas porosos dinámicos formados por elementos abióticos y bióticos, interconectados por procesos biológicos, físicos y químicos.

Los suelos ribereños son muy importantes ya que proporcionan servicios ambientales que nos permiten vivir en un entorno saludable y agradable. En primer lugar, tienen la capacidad de adsorber sustancias disueltas en el agua que fluye a través del propio suelo hacia el río o arroyo. Las arcillas y las sustancias orgánicas que conforman el suelo regulan estos procesos de adsorción, transformación y mineralización, es decir, actúan como imanes al pegárseles distintas sustancias. Allí pueden transformarse en otras que sirven de alimento para las plantas y microorganismos, por ejemplo, o pueden ser inmovilizadas evitando que lleguen al cuerpo de agua contaminándolo. Los suelos ribereños conservados tienen la capacidad entonces de filtrar el agua que llega al río o arroyo, proveyendo agua limpia que todos podríamos usar. Además, la calidad del hábitat ribereño contribuye a que en el suelo se establezcan especies de microorganismos benéficos que controlan plagas y vectores de enfermedades (por ej. virus y bacterias). En caso contrario, concentraciones altas de nutrientes como fosfatos y nitratos, contaminantes y microorganismos nocivos (producto de actividades humanas), pueden ser acarreados desde territorios cercanos y depositados directamente a los arroyos y ríos si el suelo ribereño ha sido degradado (por ej. que haya perdido su estructura y capacidad de transformación de materia al perder vegetación). La degradación de los suelos ribereños puede provocar la eutroficación (incremento de nutrientes) y contaminación de los arroyos y ríos, amenazando la salud humana y de la fauna.

Los suelos ribereños conservados pueden infiltrar y almacenar cantidades importantes de agua y, por lo tanto, mitigan los impactos de eventos climáticos extremos (por. ej. lluvias torrenciales o períodos de escasez de lluvia). La regulación de la cantidad de agua que escurre desde los terrenos cercanos hacia los arroyos y ríos depende de las características de la estructura del suelo, como los espacios grandes y vacíos que hay entre las partículas (macroporosidad), y que a la vez están asociados a la cantidad y tipo de vegetación y a la presencia y actividad de macrofauna del suelo (por ej. lombrices). Entonces, los suelos ribereños conservados nos proveen el servicio de mitigación de inundaciones, eventos de sequía y erosión.

Por otro lado, cuando se habla de compensar las emisiones antropogénicas de gases de efecto invernadero, los suelos ribereños juegan un papel importante ya que es allí donde se acumula una cantidad importante de carbono. Las condiciones de humedad y temperatura del suelo, que varían con la dinámica del cuerpo de agua aledaño, regulan la actividad de las plantas y los microorganismos del suelo y, por tanto, modulan la descomposición del carbono acumulado y la emisión de dióxido de carbono (CO2) y metano (CH4). Suelos ribereños conservados, tienden a almacenar carbono más que a emitirlo.

Por último, los suelos ribereños conservados sostienen una franja boscosa que proporciona un entorno atractivo para actividades recreativas, deportivas, educativas y contemplativas para la población en general. Considerando todos los servicios ambientales que proveen a la sociedad, es necesario que se respeten las leyes y normas que contemplan la protección de la franja ribereña, y que contribuyamos a la conservación y restauración ecológica de las riberas de los arroyos y ríos.

 

Referencias

  • Hanna, D.E.L., Tomscha, S.A., Ouellet Dallaire, C., Bennett, E.M. (2018) A review of riverine ecosystem service quantification: Research gaps and recommendations. J Appl Ecol., 55: 1299– 1311.
  • MEA, 2005. Millennium Ecosystem Assessment, Ecosystem and Human Well-being: A Framework for Assessment, Island Press.
  • Robinson D. A., Hockley N., Cooper D. M., Emmett B. A., Keith A. M., Lebron I., Robinson J. S. (2013) Natural capital and ecosystem services, developing an appropriate soils framework as a basis for valuation. Soil Biol. Biochem. 57, 1023-1033.

 

Pie de Figuras

Fig 1. Arroyo sin vegetación boscosa en la ribera. El suelo ribereño y la calidad del agua del arroyo son impactados negativamente por el pastoreo. Crédito: Gabriela Vázquez.

Fig 2. Río con una ribera desprovista de vegetación boscosa. Esta condición es típica de ríos y arroyos de las montañas del centro de Veracruz que tienen ribera plana. Crédito: Gabriela Vázquez.

Fig 3. Río con vegetación boscosa en sus dos riberas. El suelo ribereño y la calidad del agua se conservan beneficiando a todos gracias a esta protección. Crédito: Gabriela Vázquez.