Vuelos nocturnos: la historia de los murciélagos migratorios

Karen Rojas-Herrera y Octavio Rojas-Soto

La migración de los murciélagos es un fenómeno aún con grandes preguntas por resolver. De varias de las especies que realizan estos viajes, existe muy poca información sobre las rutas que toman o las estrategias que usan para tener energía durante estos largos desplazamientos. Conocer más sobre su migración es de gran importancia para protegerlas de las modificaciones a sus ambientes naturales por la acción humana. 

Palabras claves: migración, murciélagos, energía eólica.

Seguro has escuchado alguna vez sobre las largas migraciones que hacen los animales como las ballenas, algunas aves o incluso las migraciones que realizan las mariposas monarca cada año durante el otoño; desde el norte de América hasta el centro de México. Pese a que la migración es un fenómeno conocido, muchas personas se sorprenden al enterarse que los murciélagos también migran (Figura 2).

Existen más de 80 especies de murciélagos que migran en todo el mundo, por ejemplo, los “zorros voladores” en África y Australia, como el murciélago frugívoro de color pajizo (Eidolon helvum), y el “zorro volador” de cabeza gris (Pteropus poliocephalus) respectivamente (Figura 1). Incluso, especies de murciélagos más pequeñas como el nóctulo común (Nyctalus noctula) en Europa y el murciélago cola peluda canoso (Lasiurus cinereus) en América. Las razones por las que tienen este comportamiento migratorio pueden ser distintas; por ejemplo, los murciélagos de zonas templadas (alejadas de los trópicos) por lo general migran latitudinalmente; es decir, van de regiones más alejadas del Ecuador a regiones más cercanas para escapar de las condiciones climáticas desfavorables del invierno y luego regresar en la primavera. Otros, tienen migraciones altitudinales, viven en las altas montañas durante un periodo del año y luego migran a tierras bajas siguiendo las cosechas de los frutos en los bosques para explotar los recursos estacionales que ofrecen las plantas.

El comportamiento migratorio en los murciélagos puede ser muy diverso, inclusive entre individuos de la misma especie; por ejemplo, se ha documentado que entre hembras y machos pueden escoger diferentes momentos para iniciar sus migraciones e incluso llegar a distintos destinos. Este rasgo de migración diferenciada entre los sexos, puede deberse a la búsqueda de mejores recursos por parte de las hembras durante el invierno, lo que puede ayudarles a encontrarse en mejores condiciones físicas para cuando llega el verano, que es el momento de tener y cuidar a sus crías. 

También se sabe que en ocasiones sólo unas poblaciones de las especies deciden migrar, por ejemplo, las poblaciones de regiones más templadas pueden migrar hacia regiones más tropicales; mientras que las poblaciones que se encuentran en regiones tropicales pueden permanecer en estas localidades durante todo el año. Otra particularidad del fenómeno de la migración es la velocidad con que pueden cambiar estos comportamientos, es posible que algunas poblaciones que normalmente migran decidan dejar de hacerlo de una generación a otra, y que algunas generaciones después decidan migrar de nuevo, probablemente debido a cambios ambientales o cambios en la disponibilidad de recursos, lo que genera interrogantes sobre las implicaciones que pueda tener el cambio climático en las especies migratorias. Los murciélagos con migraciones más largas en América son los que migran latitudinalmente y por lo general, estas especies pertenecen a los géneros Lasiurus, Lasionycteris y Tadarida. Estas especies se caracterizan por dormir en los árboles; sin embargo, éstos refugios no les ofrecen suficiente protección contra los climas extremos de la temporada invernal, lo que los motiva a realizar migraciones desde Estados Unidos y Canadá hacia el sur de Estados Unidos y norte de México. Lo cierto es que aún quedan muchas preguntas por resolver sobre las migraciones de estas especies, ya que seguirles el paso es complicado. 

El estudio de las migraciones de los murciélagos siempre ha implicado grandes retos, porque realizan sus desplazamientos en las noches, o bien, porque muchas son especies solitarias, lo que no permite identificar movimientos periódicos de grandes cantidades de individuos. Por su pequeño tamaño; por ejemplo, hasta hace algunos años, era difícil usar los equipos de rastreo que normalmente se emplean con otras especies. Recientemente se han creado pequeños dispositivos GPS (Sistemas de posicionamiento Global) que pueden ser llevados por los murciélagos sin afectar sus comportamientos y se ha logrado seguir el rastro de varias especies para identificar sus destinos durante las migraciones y las rutas que toman para llegar a ellos. Usando esta tecnología, en Estados Unidos siguieron algunos individuos del murciélago cola peluda canoso (L. cinereus) en los que identificaron desplazamientos de más de 1,000 km entre los estados de Oregón, Nevada y California, junto con periodos de torpor; es decir, que disminuyen sus funciones vitales al mínimo y entran en estados de inactividad durante varios días (Figura 3).  

Los murciélagos migratorios afrontan múltiples desafíos para sobrevivir, como la pérdida de hábitat, la fragmentación de los ecosistemas y el cambio del paisaje; y recientemente, junto a otros animales voladores, enfrentan la nueva amenaza que es el desarrollo de la energía eólica. Hasta hace unos años se estimaba que tan solo en Norteamérica se daban cientos de miles de colisiones de murciélagos con las hélices y torres de los generadores anualmente, siendo las especies migratorias las que más colisiones tenían. Esta amenaza ahora podría ser mayor, dada la expansión de los campos eólicos, que tan solo para el año 2019 tuvieron un crecimiento mundial del 19% con relación al año anterior (Figura 4). Desafortunadamente aún desconocemos las posibles consecuencias ecológicas de estas muertes, teniendo en cuenta que los murciélagos tienen gran incidencia en la salud de los ecosistemas, ayudando a mantener su equilibrio, participando en la dispersión de semillas y la polinización de las plantas o en el control de poblaciones de insectos. 

 

Referencias

  • Arnett, E. B., & Baerwald, E. F. (2013). Impacts of wind energy development on bats: implications for conservation. In Bat evolution, ecology, and conservation (pp. 435-456). Springer, New York, NY.
  • GWEC. Global Wind Report 2019. Wind energy technology (2020). 
  • Krauel, J. J., & McCracken, G. F. (2013). Recent advances in bat migration research. Bat evolution, ecology, and conservation, 293-313.
  • Popa-Lisseanu, A. G., & Voigt, C. C. (2009). Bats on the move. Journal of Mammalogy, 90(6), 1283-1289.  
  • Weller, T. J., Castle, K. T., Liechti, F., Hein, C. D., Schirmacher, M. R., & Cryan, P. M. (2016). First direct evidence of long-distance seasonal movements and hibernation in a migratory bat. Scientific reports6(1), 1-7.

 

Pies de imágenes 

Fig 1. Colonia de murciélagos zorros voladores de cabeza gris (Pteropus poliocephalus) en Australia. Fotografía: Daniel S. Katz (iNaturalist) 

Fig 2. Individuo de murciélago zorro volador de cabeza gris (Pteropus poliocephalus). Fotografía: Greg Tasney (iNaturalist) 

Fig 3. Individuo de murciélago cola peluda canoso (Lasiurus cinereus). Fotografía: Jason Headley (iNaturalist) 

Fig 4. Capacidad instalada para la producción de energía eólica a nivel mundial (GW). Fuente: GWEC – Global Wind Energy Council