Los arbolistas o el arte de cuidar los árboles urbanos 

Orlik Gómez García

Los árboles urbanos son aliados contra las altas temperaturas. Sin embargo, con frecuencia sufren daños ya sea por causas naturales o por la acción de las personas. Los arboristas son los profesionales dedicados al buen cuidado, manejo y mantenimiento del arbolado urbano.

Palabras clave: arborista, árboles urbanos

La época de calor

Es en la época de mucho calor cuando todos buscamos la sombra que nos regalan los árboles en las calles, parques, banquetas o en nuestros propios hogares, ya sea para caminar o para estacionar nuestros autos. Son, pues, los meses más cálidos del año, los que nos recuerdan que los árboles son nuestros aliados contra las altas temperaturas. Es también la época cuando muchas personas dejan de verlos como un problema “porque tiran mucha basura”, “porque me estorban”, “porque creo que son peligrosos” o “porque me están dañando los cimientos”. Además de las enfermedades, las plagas, los ventarrones o lluvias fuertes, los árboles urbanos enfrentan muchos daños mecánicos causados por la falta de conocimientos para su adecuado manejo o por desinterés en lo que les pueda ocurrir en el futuro. Todos hemos visto en las calles o en los parques, árboles dañados por desmoches, deformados por pésimas podas y desrames ejecutados sin las herramientas ni la técnica adecuadas. Al acumularse, esos daños van causando el deterioro paulatino en la estructura de los árboles, poniendo en riesgo no sólo su salud y su vida, sino creando otros riesgos para las personas, las instalaciones o las construcciones. Es entonces cuando se hace necesaria la intervención de los “enfermeros” de los árboles: los arboristas.

¿Quiénes son los árboristas?

Los arboristas son las personas técnicamente preparadas que intervienen cuando un árbol o un conjunto de ellos ha sufrido algún daño como consecuencia, por ejemplo, de un ventarrón, una lluvia torrencial, un desmoche o una poda mal ejecutada, cuando un inadecuado y problemático desarrollo o tiene una enfermedad o una plaga. Para realizar su trabajo, los arboristas aplican los principios, métodos y técnicas de la arboricultura, la ciencia y el arte del cultivo y cuidado de los árboles urbanos.

Cómo se cuida y recupera (o no) un árbol “enfermo”.

Al igual que en los humanos, las plantas, en este caso los árboles, enfrentan situaciones que comprometen su salud, y si bien la arquitectura vegetal está preparada para resolverlos hasta cierto nivel, conviene saber cómo y cuándo echarles una mano. En un sentido amplio, en nuestras ciudades los árboles enfrentan a dos tipos principales de problemas: los mecánicos (como los desmoches o ramas rotas por vientos fuertes), y los biológicos (como las plagas y enfermedades). Lo usual es que estas afecciones pueden -y suelen- combinarse: si observamos con cuidado, veremos árboles con heridas mal cicatrizadas, con raíces maltratadas, o debilitados por los constantes cortes de ramas de sus copas (es decir, desmoches) o la falta de nutrientes. En estas condiciones, los árboles pasan a un estado de mayor vulnerabilidad ante cualquier infección por hongos, insectos comedores de madera o a una eventual caída al ir muriendo los troncos. 

En estas condiciones se requiere la mirada entrenada del arborista, que sabe evaluar el estado de salud del arbolado, con conocimiento para tomar decisiones al respecto en caso de que su salud no sea buena: ¿representa riesgos? ¿es posible asumirlos? ¿se puede minimizar con intervención?

Aunque los árboles pierden ramas naturalmente y a cada rato, en una especie de “autopoda”, cuando se enfrenta a un daño mecánico (por ejemplo, una rama desgajada por un mal corte), el arborista interviene con el instrumental adecuado, intenta dejarle la herida lo más limpia posible para evitar que se infecte. El árbol se encargará de formar una cicatriz limpia y sana, y se recuperará. A veces, en cambio, los árboles han sufrido daños repetidos que han comprometido su integridad estructural convirtiéndolo en un peligro potencial para los seres a su alrededor. En estas condiciones tal vez la recuperación ya no sea posible o resulte increíblemente cara, y por ello se opte por su derribo y retiro. La opinión experta de los arboristas es indispensable porque las labores de corte y derribo también implican condiciones que deben manejarse con la técnica adecuada y en un ambiente de trabajo seguro.

Una intensa preparación

Durante su entrenamiento, los arboristas aprenden a reconocer las herramientas necesarias para intervenir el arbolado y para su propia seguridad, aprenden a utilizar las sierras de mano, los serrotes, las tijeras de poda y las motosierras. Una parte indispensable de este entrenamiento es pasar largas horas y días aprendiendo una gran cantidad de nudos, el uso de las cuerdas, las técnicas de trepa y cómo realizar un trabajo seguro en las alturas, cosa que es fundamental para desarrollar su labor. Aprenden incluso técnicas de rescate para que un accidente no los tome desprevenidos. También se entrenan en técnicas para, cuando es necesario, evaluar los riesgos y dirigir un derribo o retiro de árboles con diferentes condiciones de salud, tallas y edades.

El arborista es un profesional cuya presencia en las ciudades se hará cada vez más necesaria; es quien ayudará a mantener los árboles urbanos bien cuidados y con buena salud. En el Jardín Botánico Francisco Javier Clavijero del INECOL, en Xalapa, Veracruz, ofrecemos cursos de arboricultura, de manera que, si te interesa conocer más de este tema, acércate a nosotros y conoce de cerca el trabajo de quienes se han dedicado al arte de cuidar los árboles urbanos, tan necesarios, benéficos y generosos con nosotros.

 

Pies de figuras

Fig 1. Árbol y cables 

Fig 2. El arborista usa herramienta adecuada

Fig 3. Trabajo seguro en dosel

Fig 4. Jóvenes arboristas entrenando

Créditos de las fotografías: Orlik  Gómez García.