Insectos en ciudades: beneficiosos o dañinos

Álvaro Hernández Rivera, Sebastián Villada Bedoya, Daniel González Tokman

Artículo publicado en el Portal Comunicación Veracruzana el día 12 de mayo 2021

Los insectos cumplen funciones fundamentales para el ser humano en los ecosistemas urbanos.  Sin embargo, la conservación de este grupo de organismos ha sido una tarea difícil debido a que la gran mayoría son poco carismáticos y algunos otros nocivos. A pesar de eso, favorecer su conservación no es una tarea imposible. A continuación, hablaremos de la importancia de los insectos en los ecosistemas urbanos, de cómo se ven afectados por la urbanización y cómo podemos hacer para conservarlos. 

Palabras clave: insectos, urbano

Los insectos cumplen una amplia gama de funciones ecosistémicas aportando equilibrio y mantenimiento de los ecosistemas, y esto, aunque sea poco conocido puede ser algo clave para la humanidad. También se sabe que los insectos pueden tener un papel crítico como presas para incontables especies, incluyendo murciélagos, aves y peces de agua dulce. Además, pueden ser herbívoros, predadores y parásitos por lo que son determinan la distribución y abundancia de innumerables plantas y animales, incluidos otros insectos. En las ciudades, la presencia de insectos generalmente se ha visto cómo algo negativo, pues algunas especies pueden afectar al ser humano en su salud o económicamente, pero la gran mayoría de las especies no nos afectan e incluso son benéficas. Los beneficios que nos brindan los insectos en ciudades pueden ser de muchos tipos, ya que pueden tener función de polinizadores, descomponedores, enemigos de plagas, presas en las cadenas tróficas, entre otras. Los odonatos pueden beneficiarnos por ser controladores naturales de plagas y vectores. Por ejemplo, se sabe que la presencia de larvas de libélulas en estanques urbanos puede reducir drásticamente las poblaciones de mosquitos, las cuales son vectores de enfermedades devastadoras para el ser humano. También se ha encontrado que, para controlar las poblaciones de hormigas de fuego (muy abundantes en zonas urbanas), agentes biológicos como moscas decapitadoras de hormigas pueden ser eficaces. También, la presencia de insectos principalmente permite que ocurra la polinización. Por ejemplo, las abejas, mariposas, algunas moscas o escarabajos en las ciudades facilitan la reproducción de las plantas y mejoran la producción de frutos y semillas. Por otro lado, algunos insectos son profundamente bellos y pueden ser fuente de inspiración para muchas personas, gracias a su gran diversidad de formas, tamaños, colores, patrones y comportamientos, tanto es así que fueron representados de manera importante en distintas culturas antiguas (como los egipcios y los mexicas).   

Las ciudades son hábitats heterogéneos que usualmente ofrecen una amplia variedad de microhábitats, aunque pocas especies son capaces de sobrevivir a estos nuevos ambientes por diversas razones. Los diferentes tipos de contaminación como la lumínica, auditiva o del aire generalmente tienen efectos negativos de manera directa o indirecta sobre los insectos. Se ha encontrado que la contaminación lumínica incandescente puede fungir como una trampa ecológica para diversas especies de insectos nocturnos, alterando su comportamiento y provocando altas tasas de mortalidad. Por ejemplo, algunas especies de luciérnagas tienen menos probabilidades de participar en diálogos de cortejo y presentan reducción en el éxito de apareamiento cuando hay contaminación lumínica. Estos patrones negativos de la contaminación artificial se han visto recientemente abordados por la comunidad científica y se ha encontrado que el uso de focos de tipo LED los puede reducir enormemente. También la contaminación auditiva puede tener efectos en especies de insectos. Entre los pocos estudios al respecto, han encontrado que, por ejemplo, los grillos disminuyen sus esfuerzos de señalización en ambientes con alta contaminación auditiva y no modifican sus señales, como hacen las aves y las ranas para reducir el enmascaramiento por ruido antropogénico. Por otro lado, sabe que la contaminación del aire puede tener efectos directos o indirectos en las especies de insectos. Por ejemplo, los contaminantes del aire contribuyen a la disminución del número de insectos, más importante aún, de insectos benéficos para el humano como gusanos de la seda o abejas melíferas. El efecto de la contaminación del aire también puede ser indirecto, como en el caso clásico de las polillas Biston betularia, que debido a la contaminación industrial sus coloraciones corporales cambiaron de claro a oscuro, proceso conocido como melanismo industrial. Los ejemplares de color negro que existían antes de la revolución industrial destacaban tanto sobre el fondo claro de la corteza de los árboles que rápidamente eran devorados por los pájaros, pero con el aumento de la contaminación en los centros industriales y el oscurecimiento de la corteza de los árboles, eran las mariposas claras las que destacaban sobre el fondo y eran devoradas. Aún queda mucho por saber sobre los efectos negativos de la urbanización sobre los insectos, pero lo que queda claro es que las ciudades pueden tener una mezcla de factores que pueden estar dañando a este grupo de invertebrados.

Normalmente, desde la perspectiva de alguien que vive en una ciudad, la conservación es algo que ocurre en algún otro lugar, en un parque nacional, área silvestre o selva tropical, y se experimenta de segunda mano (si es que lo hace) en televisión o en una revista, pero la conservación no es meramente una actividad que se lleva a cabo en ciertos lugares especiales, sino una forma de vivir. Con esto en mente creemos que es clave conservar insectos en las ciudades, pues es nuestro entorno de vida diaria. Se ha visto que muchos tipos de áreas verdes, y no únicamente áreas protegidas dentro de las ciudades pueden proveer recursos claves para los insectos. Por ejemplo, los espacios como jardines, parques públicos, zoológicos, jardines botánicos, vegetación al borde de las carreteras y aún las áreas industriales abandonadas pueden ser el hábitat para distintas especies de insectos. Desde nuestros hogares podemos tomar la iniciativa y buscar la conservación de los insectos, o al menos favorecer espacios en donde puedan habitar con algunas sencillas medidas como convertir nuestro césped en un cultivo mixto con plantas nativas que podría atraer o albergar insectos benéficos, o limitar el uso de luz exterior en las casas. Si hiciéramos estas medidas que son amigables con los insectos podríamos poner nuestro granito de arena para que nuestra ciudad sea un lugar mejor. 

Nosotros creemos que para que exista una conservación efectiva, especialmente en zonas urbanas, es crucial el apoyo de los habitantes, por lo que la percepción hacia los insectos debe de cambiar hacia una mentalidad más informada. Los insectos en las ciudades son elementos importantes que aportan beneficios a la humanidad. Conocer su diversidad y apreciar su función en donde vives sería el primer paso para promover su conservación. 

 

Pies de figuras

Fig 1. Lasioglossum sp. Una abeja visita una flor en primavera en un jardín urbano. Foto: Alex Wild

Fig 2. Los insectos pueden ser profundamente bellos e inspiradores, como el patrón de coloración de las alas de esta mariposa. Foto: Levon Biss

Fig 3. Cetonia aurata, escarabajo color verde metálico posando sobre una flor. Foto: Wikimedia Commons, el archivo multimedia gratuito.

Fig 4. Ejemplares de Biston betularia con coloración claro y oscuro. Melanismo industrial debido a la contaminación del aire. Foto: Wikimedia Commons, el archivo multimedia gratuito.