Producir nuestros propios alimentos

Ing. Francisco Bustos Vázquez y Dra. Rosa María González Amaro

Producir nuestros propios alimentos es una ardua tarea que incluye a la población que vivimos en las ciudades. Ante los infortunados escenarios del cambio climático, la creciente población confinada en las urbes y la lección de vulnerabilidad que nos deja la pandemia, la agricultura urbana es la alternativa a considerar como nuestro principal medio de abastecimiento de alimentos y como potencial plataforma de desarrollo local y seguridad alimentaria.

Palabras Clave: agricultura urbana y seguridad alimentaria.

El cambio climático (CC) es uno de los desafíos más importantes que enfrenta la sociedad humana a consecuencia de su excesiva actividad. Las magnas emisiones de gas liberadas a la atmósfera por factores antropogénicos, producen un efecto invernadero que se refleja en al aumento de la temperatura global del planeta, afectando los periodos y grado de precipitaciones y sequías (Gan et, al., 2016).

El CC tiene profundas consecuencias económicas y sociales, que se acentúan en los países en desarrollo, trazando grandes desafíos para el bienestar con menor crecimiento económico, aumento de la pobreza y complicaciones en el desarrollo agrícola y el garantizar la seguridad alimentaria (Tesfahunegn et, al. y López y Hernández, 2016, citados en Torres et, al., 2020). En México los efectos colocan al 20% de los municipios en alta y muy alta vulnerabilidad ante el cambio climático (Jiménez y Vázquez, 2020)

Sin embargo, en la situación de pandemia que vivimos, se han impulsado y desarrollado acciones de adaptación y mitigación al cambio climático que involucran estrategias de suficiencia alimentaria que, al mismo tiempo, responden al desabasto de alimentos que se ha padecido durante la crisis sanitaria, como la agricultura urbana y periurbana.

La agricultura urbana surgió en la primera mitad del siglo XX en Europa, como estrategia para adquirir alimentos durante las dos guerras mundiales (Zaar, 2011). Actualmente es una alternativa que brinda alimentos de forma justa y sana a las ciudades (Altieri et al., 2000 citado en Riveros et al., 2018), y se reconoce en el mundo como una actividad económica importante, que contribuye a mejorar la alimentación, los ingresos y el medio ambiente de la población que vive en la ciudad (Del ángel y Nava, 2019).

El Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de las Naciones Unidas ha lanzado un documento que prevé que el 68 % de la población vivirá en zonas urbanas de cara a 2050. Cerca de 2500 millones de personas adicionales vivirán en las ciudades para esa fechay, a esta predicción, se unen las perspectivas de crecimiento demográfico. Las ciudades también deben ser sitios de producción de alimentos, es urgente promover la agricultura urbana para abastecer a la creciente población (ONU, 2018).

En México, la agricultura urbana y los huertos de traspatio han cobrado auge como medio innovador y ecológico de obtener alimentos (Riveros et al., 2018). La agricultura urbana se caracteriza por ser una producción de alimentos dentro de los confines de las ciudades: en los patios, terrazas, huertos comunitarios y huertas frutales, así como en espacios públicos no aprovechados; en la mayoría de los casos se trata de una actividad en pequeña escala y dispersa por toda la ciudad. Entre los muchos beneficios de la agricultura urbana están; aumentar la distribución de alimentos comprados localmente, lo cual reduce la necesidad de transporte y, por consiguiente, la contaminación, promover la soberanía alimentaria y nutricional, enverdecer las ciudades, medio ambiente sano y limpio.

Las oportunidades de los huertos urbanos son muchas. Las ciudades han ido agrupando personas y algunas instituciones no gubernamentales en el desarrollo de pequeños planes de agricultura en casa. Los beneficios del cultivo urbano sobrepasan la expectativa inicial. Algunos estudios manifiestan los ambientales; hortalizas de hoja verde y otras capturan emisiones de CO2 y plomo, demostrando el beneficio relacionado con el cambio climático y la emisión de gases con efecto invernadero (Fernández, 2016). La oportunidad que la agricultura urbana tiene frente a otros proyectos de reducción de contaminantes es superior por factores económicos y socioculturales (Arosemena, 2012).

En la ciudad de Xalapa y Poza Rica se hizo una encuesta para conocer la percepción del huerto urbano como medio de suministro de alimentos y se recabó valiosa información como que la gente prefiere consumir productos locales ya sea del tianguis o desde huertos propios; las frutas y verduras son los productos más demandantes provenientes de este tipo de producción, hay conciencia de los diversos beneficios para el medio ambiente si se producen alimentos bajo este sistema y que es reducido el acceso a estas formas de adquirir alimentos, por lo tanto, se vislumbra una amplia posibilidad de empujar el desarrollo de este tipo de agricultura.

Es necesario crear campañas de capacitación y programas gubernamentales que incentiven a la zona urbana y a sus habitantes a generar espacios verdes a través de la agricultura urbana e informar de los beneficios que trae consigo producir nuestros propios alimentos y fortalecer los sistemas alimentarios locales.

Las limitaciones en la agricultura urbana están dadas por la falta de infraestructura que permita una el desarrollo del sistema. Llegar a más personas es importante para expandir y fortalecer los procesos. Las autoridades, aunque celebran las iniciativas, ofrecen un apoyo económico escaso y, en ciertos casos, todo se hace con auto gestión. Los costos deben mantenerse bajos para que los participantes no abandonen el proyecto.

La situación actual, tanto económica como social, y bajo la afectación de una pandemia de la que se desconoce cuándo estará bajo control, es importante contar con sistemas alimentarios urbanos, en los que podamos generar nuestros propios alimentos inocuos y ayudar a nuestra propia economía y la de nuestro país.

 

 

Literatura citada 

  • Arosemena, G. (2012) Agricultura Urbana: espacios sostenibles para una ciudad sostenible. España: Gustavo Gili.
  • Del Ángel-Lozano, G., & Nava-Tablada, M. E. (2019). Limitantes técnico-productivas y socioeconómicas para la adopción de la agricultura urbana. El caso de la red de agricultura urbana y periurbana de Xalapa, Veracruz. Tropical and Subtropical Agroecosystems, 22, 97-106.
  • Fernández, José.  (2016) Agricultura urbana y su aporte contra el efecto invernadero en la Universidad Politécnica Saleciana cede Cuenca. Tesis de grado. Cuenca: UPSC.
  • Jiménez, L. N. L., & Vázques, M. L. (2020). Cumplimiento de la política de cambio climático en las entidades federativas de México. Sociedad y Ambiente, (22), 48-71.
  • ONU (2018) Revision of World Urbanization Prospects. Recuperado en: https://esa.un.org/unpd/wup/
  • Riveros, S. O., González, N. D., Pérez, N. R., Zárate, M. A., Cabrera, C. R. C., Aguilar, M. A. E., & García, J. A. L. (2018). Caracterización de huertos urbanos y periurbanos de Xalapa de Enríquez, Veracruz. Revista Biológico Agropecuaria Tuxpan, 6(2. Especial), 1-8.
  • Torres, M. A. O., Kallas, Z., & Herrera, S. I. O. (2020). Farmers’ environmental perceptions and preferences regarding climate change adaptation and mitigation actions; towards a sustainable agricultural system in México. Land Use Policy, 99, 105031.
  • TY Gan, S. Mari ItO, X Hülsman, XX Qin, SY Lu, P. Liong, M. Rutschman, Diesse, H. Koivusalo. (2016) Possible climate change / variability and human impacts, vulnerability of drought-prone regions, water resources and capacity building for Africa. Sci Hydrol. 61 (7) (2016), págs. 1209 – 1226. 
  • Zaar, M. H. (2011). Agricultura urbana: algunas reflexiones sobre su origen e importancia actual. Biblio 3w: revista bibliográfica de geografía y ciencias sociales.