Mujeres en la microbiología

Frédérique Reverchon

Artículo publicado en el Portal Comunicación Veracruzana el día 14 de febrero 2022

Para celebrar el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, te contamos la historia de algunas mujeres microbiólogas cuyos estudios fueron fundamentales para el avance la ciencia, y que ayudaron a que las científicas de hoy podamos hacer investigación.

Palabras clave: microbiólogas, minorías, mujeres en la ciencia

El 11 de febrero se celebra el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, propuesto por la Asamblea General de las Naciones Unidas para reconocer la trayectoria de aquellas mujeres que han contribuido al progreso de la ciencia y la tecnología, y poder así propiciar el interés, por parte de niñas y mujeres jóvenes, en el quehacer científico. A través de la historia, las investigaciones llevadas a cabo por mujeres han permitido obtener grandes avances en todas las disciplinas científicas, y la microbiología no es la excepción. Aquí te presentamos a algunas mujeres microbiólogas cuyos descubrimientos fueron fundamentales para el desarrollo de la microbiología como ciencia, a pesar de no haber sido reconocidas o haberse enfrentado con obstáculos debido a su género (Figura 1).

Fig 1: Fotos de las microbiólogas mencionadas en este artículo. Desde arriba a la izquierda, hasta abajo a la derecha:

Fanny Hesse, Marjory Stephenson, Alice C. Evans, Ruth E. Moore, Elizabeth Bugie, Esther Lederberg

(Fuente: Wikipedia y Mujeresconciencia.com, internet).

 

El año pasado [1], te contamos el papel de Fanny Hesse (1850-1934), esposa de Walther Hesse (un asistente del famoso bacteriólogo alemán Robert Koch) en el desarrollo de medios de cultivo con agar, ya que sabía que el agar era más resistente al calor que la gelatina. Sin embargo, su contribución nunca fue reconocida. ¡Fue una de las primeras pioneras en la microbiología! 

Marjory Stephenson (1885-1948) fue una bioquímica inglesa cuyos trabajos fueron fundamentales para el entendimiento del metabolismo bacteriano. Fue la primera científica en lograr aislar una enzima a partir de una célula, y lo hizo con la deshidrogenasa láctica de la bacteria Escherichia coli, una enzima que participa en la producción de energía. Además, fue una de las primeras mujeres en ser admitida como miembro de la Royal Society, la Academia Nacional de Ciencias del Reino Unido. 

Alice C. Evans (1881-1975)fue la microbióloga cuyos estudios contribuyeron a que podemos tomarnos un vaso de leche o un queso fresco sin tener temor a contraer fiebres de Malta, una enfermedad también conocida como brucelosis y causada por la bacteria Brucella abortus (Figura 2). Alice era una maestra rural quien llegó a la prestigiosa Universidad de Cornell para una formación; su excelente desempeño le permitió ganar una beca para estudiar una licenciatura, y fue la primera mujer en graduarse como bacterióloga. También fue la primera mujer en obtener una beca por parte de la Universidad de Wisconsin para seguir estudiando una Maestría, y posteriormente la primera mujer en obtener un contrato fijo en la USDA, la Secretaría de Agricultura de Estados Unidos. Sus trabajos demostraron que tomar leche fresca de vacas infectadas por la bacteria conocida en ese entonces como Bacillus abortus podía ocasionar fiebres de Malta en humanos. Inicialmente, este descubrimiento fue rechazado por sus colegas, porque Alice era mujer y no tenía doctorado. Sin embargo, los experimentos realizados por otros colegas llegaron a la misma conclusión, por lo que los resultados obtenidos por Alice fueron reconocidos (Figura 3). Posteriormente, ella demostró que pasteurizar la leche era una manera segura de poder tomarla, pero se enfrentó nuevamente al escepticismo de sus colegas y de los productores de leche, quienes la acusaban de trabajar para compañías que vendían equipos de pasteurización. En el transcurso de su investigación, ella misma contrajo brucelosis, e irónicamente cuando fue nombrada como la primera mujer presidente de la Sociedad Americana de Microbiología (ASM por sus siglas en inglés), no pudo asistir a la ceremonia debido a que estaba sufriendo un episodio de la enfermedad [2]. 

Ruth E. Moore (1903-1994) fue una pionera de la microbiología. Fue la primera mujer africano-americana en recibir un doctorado en ciencias naturales, más específicamente en bacteriología, y también la primera persona africano-americana miembro de la ASM. A lo largo de su carrera, Ruth contribuyó al avance de la microbiología médica, con sus trabajos sobre tuberculosis, caries dentales, tipos de sangre e inmunología. Su labor como activista para hacer visible las minorías en la microbiología la llevó a recibir un premio por parte de la ASM en 1986.

Elizabeth Bugie (1920-2001) fue una microbióloga americana quien participó en el descubrimiento de la estreptomicina. La estreptomicina es un antibiótico de amplio uso, obtenido a partir de bacterias del género Streptomyces, y que se utiliza, entre otras funciones, para curar la tuberculosis. Sin embargo, los colegas masculinos de Elizabeth omitieron su nombre en la patente que derivó de este hallazgo, argumentando que como probablemente se iba a casar y tener una familia, no le debía importar el reconocimiento. Cabe mencionar que uno de aquellos “colaboradores”, el Profesor Waksan, recibió incluso el Premio Nobel de Medicina por el descubrimiento del antibiótico. 

Otra de las heroínas de la microbiología es Esther Lederberg (1922-2006), quien descubrió el bacteriófago Lambda (λ), un virus capaz de infectar la bacteria Escherichia coli (Figura 4). Este descubrimiento marcó un parteaguas en la genética microbiana: el bacteriófago Lambda está ampliamente utilizado en biología molecular para estudiar procesos de regulación o recombinación de genes. Además, Esther ideó la técnica de replicación de placas bacterianas, un método que permite replicar cultivos bacterianos para estudiar sus reacciones ante cambios ambientales. Sin embargo, Esther también sufrió discriminación por ser mujer, incluso por parte de su esposo, Joshua Lederberg, quien se atribuyó el solo merito por sus trabajos en colaboración. Ambos se mudaron a California para trabajar en la Universidad de Stanford (Esther solo fue contratada como profesora asociada, mientras que su esposo fue contratado como profesor titular), donde Esther fundó el Plasmid Reference Centre, un centro de referencia en estudios genéticos, después de haberse divorciado de su esposo.

¡Y la lista de mujeres científicas que hicieron o hacen grandes contribuciones al estudio del mundo microbiano sigue! Puedes celebrar el 11 de febrero leyendo más al respecto, aquí te proporcionamos unas referencias para ir más allá: 

 

Agradecimientos: La investigación de la Dra. Frédérique Reverchon están siendo financiadas por el proyecto SEP-CONACYTno. A1-S-30794.