¿Amigos o enemigos? como perros y gatos

Luis M García Feria, MVZ.

Los perros y los gatos han sido animales importantes y compañeros en el surgimiento y evolución, así como en su cultura y cosmovisión mágico-religiosa de la civilización humana. Existe evidencia que el perro fue el primer animal domesticado hace aproximadamente 15,000 años en el este de Asia, pero estudios recientes sugieren que la domesticación fue entre los 18,00 y los 32,100 años en Europa.

En el México prehispánico, en las costumbres funerarias el perro era frecuentemente colocado como ofrenda junto al cuerpo de la persona difunta, ya que era considerado el acompañante del alma a lo largo de su viaje al inframundo. Por otro lado, el gato se cree que se domesticó en el año 2000 a.C. en Egipto. Para los egipcios el gato fue una deidad, la diosa Bastet, símbolo de la fecundidad y de la belleza. Las gatas (y las leonas) se asociaban con la muy venerada diosa egipcia de la guerra, Sekhmet, mientras que los gatos macho eran consagrados al Dios del sol Ra.

Estas dos especies han tenido una relación cercana con el humano, siendo parte en diferentes actividades como las comerciales, medicinales, religiosas, entre otras, o simplemente la compañía mutua. Debido al descontrol en las responsabilidades humanas, aunado a la biología y comportamiento de éstas especies, en muchas ocasiones han surgido conflictos directos o indirectos debido al impacto que puedan producir.

 

Impacto en la salud

En el caso de los perros, la tasa de reproducción es muy alta, se “reproducen como conejos”. El cálculo del crecimiento de una población a partir de una perra callejera sin esterilizar significa que de ella y de su descendencia a lo largo de 7 años, nacerán 5.432 cachorros. En el 2011 se registró que México existen 18 millones de perros y que de estos, 12.6 millones son perros callejeros. Pero también existen perros ferales y perros callejeros con dueño, así como perros con dueño pero que los sacan a la calle a hacer sus necesidades sin recogerlas, esto hace que por la contaminación ambiental floten en el aire aproximadamente 50 toneladas de heces pulverizadas al día.

Los gatos no se quedan atrás. Imaginen, en Estados Unidos la población de gatos es la tercera parte de la población humana, se calcula que son aproximadamente ente 78 millones de gatos domésticos y 73 millones de gatos ferales. Una pareja de gatos puede producir dos camadas al año, que crecen exponencialmente hasta alcanzar 420,000 individuos en 7 años, aproximadamente.

Si tomamos estos datos y los extrapolamos a Xalapa, ¿cuántos gatos y perros hay?

Y esto no solo queda en la contaminación por materia fecal. Si consideramos todo lo que implica respecto a parasitosis, por ejemplo en San Cristóbal de las Casas, Chiapas, se ha reportado que existe un 36% de contaminación por parásitos (entre los principales: Toxocara canis 19% y Ancylostoma caninum 18.5%). Estos parásitos son gusanos redondos intestinales del perro que en el humano pueden producir el síndrome de larva migratoria, ya sea visceral y ocular por el primero (particularmente en niños), y cutánea por el segundo. La contaminación por estos parásitos también se ha observado en la Ciudad de México, Londres, Buenos Aires, Connecticut y otras ciudades en diferentes países. Existen otros parásitos de igual importancia como  Echinococcus spp. que causan hidatidosis (E. granulosus) o quistes alveolares  (E. multilocularis) en el pulmón e hígado de los humanos.

Otro problema es la rabia. Todos hemos escuchado de esta temible y terrible enfermedad achacándosela comúnmente a los murciélagos hematófagos o vampiros. Sin embargo, en algunas ciudades y países, los perros son el principal transmisor de la enfermedad (p.e. África). En México, las campañas de vacunación antirrábica a nivel nacional y la cultura de la vacunación de las mascotas, ha reducido el riesgo de contagio en perros y gatos domésticos con dueños responsables. Pero existen muchas enfermedades en las cuales el perro y el gato son parte de su ciclo de vida y transmisión. Algunas de las más importantes por su potencial zoonótico (enfermedades transmitidas de animales a humanos), además de los parásitos y la rabia, esta la toxoplasmosis y la leptospirosis.

La toxoplasmosis, es transmitida por el protozoario Toxoplasma gondii. Es un parasito intracelular que puede afectar a animales de sangre caliente, siendo los felinos el principal hospedero. En la mayoría de los animales la infección cursa sin signos clínicos de enfermedad, conocida por ser una zoonosis de transmisión por vía acuática. La infección en humanos es relativamente común, infectando de por vida hasta del 30% de la población (en México el 8%); el particular riesgo en humanos es el desarrollo clínico de la enfermedad en mujeres embarazadas, al recién nacido, personas inmunosuprimidas y/o con ciertos tipos de cáncer. La trasmisión se da por el consumo de alimentos o carne mal cocida (o cruda) contaminados con heces de gatos infectados. Otra fuente de infección es la tierra de parques y jardines o cualquier superficie donde los gatos infectados puedan defecar. En México, el porcentaje de gatos infectados ha sido reportado hasta del 28% en Colima, 21% en la Ciudad de México y el 70% en Guadalajara.

La leptospirosis es una zoonosis producida por una espiroqueta del género Leptospira, causante de decenas de millones de casos en humanos en el mundo, con tasas de mortalidad hasta del 25%. Es transmitida por el contacto de superficies contaminadas por la orina de animales de producción, mascotas, ratas y ratones domésticos o animales silvestre con infecciones crónicas. Las leptospiras pueden sobrevivir en suelos y agua húmedos y tibios por semanas o meses, lo que puede contaminar alimentos y ser fuente de infección. La enfermedad aguda produce falla renal y en ocasiones meningitis; en la presentación crónica se observan abortos, infertilidad, nacimientos prematuros, falla renal o hepatitis activa.

Se puede hacer una lista de las enfermedades y su potencial de riesgo hacia los humanos y la fauna silvestre y doméstica, pero no nos alcanzaría esta página para discutir una por una. Por lo pronto, sabemos que los perros ferales pueden ser vectores de enfermedades que pueden afectar a la fauna silvestre, a los humanos y a los animales domésticos; y pueden ser portadores y transmitir hasta 40 enfermedades zoonóticas.

 

 

Impacto ecológico

Los perros y gatos además de enfermedades zoonóticas pueden ser reservorios y/o transmisores de enfermedades que pueden afectar a otros animales, tanto a otras mascotas como a animales silvestres. Es el caso del parvovirus y del moquillo, como ejemplo, que han causado disminuciones severas de las poblaciones de leones y otros carnívoros en África, y el moquillo canino ha sido un factor en la extinción de los hurones de patas negras en América.

Por otro lado, la depredación de animales silvestres que sirven de alimento a los perros y gatos llega a ser uno de los mayores impactos ecológicos. Muchos estudios se han realizado para evaluar el impacto de los gatos domésticos, pues es un depredador oportunista que ha causado importantes disminuciones en las poblaciones de fauna silvestre, incluyendo las especies que habitan en muchas de las islas en todo mundo. Se ha detectado que los gatos se alimentan hasta del 70% de roedores nativos (especies endémicas) de estas islas que incluso pueden llegar a extinguir. Pero no solo los roedores están incluidos en su menú, que junto con los conejos, son de las principales presas, y en segundo lugar están las aves; también llegan a comer insectos, reptiles, anfibios y peces.

Y los perros no se quedan atrás, también son depredadores de fauna silvestre, pero el mayor problema es la gran competencia que tienen contra los depredadores naturales (p. e. zorras, cacomiztles, zorrillos, coyotes y otros). Esta competencia hace que los perros y gatos ferales desplacen a los carnívoros nativos, ya que encuentren cada vez menor cantidad de alimento y en consecuencia disminuyen sus poblaciones hasta llegar a las extinciones locales.

 

Impacto socio-económico

Tanto perros y gatos tienen la habilidad instintiva de matar con gran efectividad. Este instinto ha hecho que además de depredar fauna silvestre, ataquen a la fauna domestica. En el 2009, se estimo que la pérdida económica por ataques de perros ferales en diferentes ámbitos como en la salud, seguridad, agricultura, recursos naturales y propiedad privada alcanzó los $620 millones de dólares anuales. Solamente en el Estado de Texas, el daño a la ganadería fue aproximadamente $5 millones de dólares anuales. Anualmente, se ha contabilizado en promedio 6 ataques fatales a personas por perros ferales, siendo los adultos más afectados que los niños (47% y 32%, respectivamente). Los gastos médicos por ataques de perros también son costosos, incluyendo el tratamiento preventivo por el riesgo de infección por rabia.

Sumando al riesgo de enfermedades y ataques directos a personas, en algunos países del Caribe se ha reportado pérdidas cuantiosas respecto al turismo, ya que se ha incrementado la publicidad negativa por la pérdida del valor estético del sitio debida a la presencia de perros y gatos sin dueño y/o ferales.

Las pérdidas en términos del costo en salud y cuidados veterinarios, las pérdidas en la agricultura, y las pérdidas indirectas relacionadas con el ambiente y el turismo no han sido bien cuantificadas en México. Sin embargo, es importante estimarlos para detectar cuando es necesario designar programas de control en diferentes términos (social, cultural, ambiental y económico).

 

¿Amigos o Enemigos?

No podemos poner en duda la satisfacción que da tener un compañero animal en casa, sea perro o gato, no obstante la falta de responsabilidad y de reconocer cuáles son nuestras obligaciones como dueños y “amigos”, nos hace perder la magnitud del compromiso que tenemos con nuestras mascotas. Esto incluyendo los cuidados veterinarios que requieren, que no solo es por cuidar su salud, sino lo podemos reflejar en nuestro propio bienestar como lo vimos anteriormente.

El sentimiento protector que tenemos los humanos hacia las crías o animales jóvenes hace que mantengamos continuamente contacto con estas etapas de vida. Reproducimos a nuestras mascotas con afán de tener lindos cachorros que podemos regalar o vender o adoptamos animales sin dueño o “callejeros”. Sin embargo, no concientizamos el compromiso que adquirimos y desconocemos si el nuevo dueño lo tendrá. Cuando obtenemos compañía perruna o gatuna desconocemos u olvidamos el potencial de riesgo; lo dejamos salir a la calle, dejamos que se reproduzca sin control, salimos a la calle a pasearlo o a que haga sus necesidades sin recogerlas y depositarlas en la basura, olvidamos llevarlo al veterinario solo por revisión, desparasitación periódica o vacunación.

Aunque en ocasiones el costo preventivo de las enfermedades de los perros y los gatos (desparasitación y vacunación) es alto, no se compara con el costo y el riesgo potencial de la diseminación de las enfermedades hacia los demás animales domésticos, fauna silvestre y a los humanos. Es por eso que son recomendables las visitas al veterinario con este fin y no solo cuando la enfermedad es visible. Además, que se deberá solicitar al médico veterinario un programa o calendario para evitar el riesgo de enfermedad, contagio y transmisión. Sabemos que existen campañas de vacunación antirrábica gratuita, hagamos el esfuerzo por llevar a nuestras mascotas a vacunar. También, existen vacunas contra moquillo (o Distemper), parvovirus y leptospira, así como otras enfermedades de los perros y gatos, estas vacunas son aplicadas por el médico veterinario. Al igual que las desparasitaciones, que al efectuarse periódicamente bajo la atención del veterinario, se disminuye el riesgo de las infecciones que vimos como ejemplos.

Existen gran cantidad de perros y gatos sin raza en las instancias de protección animal, que pueden ser adoptados. Sin embargo, hay que considerar la también gran población de estos animales en las calles. Esto nos indica el descontrol en su reproducción. Llevemos a esterilizar a nuestras mascotas, machos y hembras, perros y gatos.

Estas recomendaciones no solo son por cuidar a nuestros amigos, sino también para cuidarnos de aquellos que puedan ser nuestros enemigos, las enfermedades. Seamos responsables con nuestras mascotas y con nosotros mismos.

 

Luis M García Feria, MVZ.

M. en C. en Manejo de Fauna Silvestre. Dr. en Ecología y Manejo de Recursos Naturales.

Instituto de Ecología, A.C. Laboratorio de Vertebrados.

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Fotos:  CDC Centers for Disease Control and Prevention

http://www.cdc.gov/parasites/toxoplasmosis/biology.html