La tortuga llanera, una especie clave, símbolo de la Reserva de la Biosfera de Mapimí

José Luis Aguilar López y Rolando González Trápaga 

Quizá no lo sepas pero recientemente, para ser exactos el 23 de mayo, se conmemoró el día mundial de las tortugas. Sí, las tortugas, esos reptiles que se caracterizan por presentar un caparazón que protege los órganos internos del cuerpo, la columna vertebral fusionada al caparazón y un pico corneo similar al de las aves. En la actualidad existen alrededor de 330 especies de estos organismos en el planeta. 

 

La mayoría de las personas al escuchar la palabra tortuga se remiten a las tortugas marinas, pero debes saber que también existen quelonios (como también se les llama), que habitan en los cuerpos de agua dulce del planeta, y otras más que son terrestres; de estas últimas inclusive hay algunas capaces de vivir en ambientes desérticos. Tal es el caso de un quelonio muy especial, la “tortuga llanera” o “tortuga de Mapimí”. Esta especie es conocida por estos nombres comunes en referencia a que habita en llanos desérticos en la región denominada Bolsón de Mapimí, que abarca los estados de Durango, Coahuila y Chihuahua. 

La tortuga de Mapimí fue descrita en 1959 por John Marshall Legler, científico y conservacionista norteamericano, que le dio el nombre de Gopherus flavomarginatus, para distinguirla de las demás especies de tortugas, y en términos prácticos de todas las demás especies de seres vivos. Los organismos adultos de esta especie tiene un caparazón de hasta 40 cm de largo de forma elíptica y aplanado en la parte superior, de color amarillo con manchas cafés y con el margen del caparazón de color amarillo, característica distintiva de la especie y a lo que hace alusión la palabra flavomarginatus. Además tiene unas patas adaptadas para caminar y cavar y las patas traseras tienen dos grandes espolones a cada lado. 

Desde la creación de la Reserva de la Biosfera de Mapimí en 1979, cuyo decreto establecía la conservación de la tortuga llanera dentro de sus límites, ha sido su especie representativa por su belleza y la fragilidad de sus poblaciones. Esta tortuga es una “especie clave”, puesto que gracias al efecto que tiene en el hábitat al dispersar semillas de las plantas que consume y al construir grandes madrigueras, ayuda a la conservación de un sinnúmero de especies de seres vivos que comparten su hábitat semidesértico. 

Los estudios realizados durante varias décadas nos han ayudado a saber más de este quelonio tan carismático. Por ejemplo sabemos que las hembras son de mayor tamaño que los machos, que en promedio un individuo se mueve en un espacio de cuatro hectáreas aproximadamente, y que habitan en madrigueras que ellas mismas excavan y que pueden llegar a medir hasta 10 metros de longitud y dos metros de profundidad. Sabemos que la alimentación de esta tortuga se basa en diferentes tipos de pastos, frutos de cactáceas y herbáceas, y que tiene varios depredadores naturales entre los que podemos mencionar al coyotes, zorrillos, zorros, gato montés y algunas aves como correcaminos y cuervos. También sabemos que su reproducción es compleja pues alcanzan la madurez sexual entre los 15 y los 20 años de edad y que las hembras ponen una o dos veces por año, siendo las nidadas de cinco huevos en promedio, por lo que se calcula que la sustitución de un adulto puede necesitar hasta medio siglo. Estos y varios detalles más de su vida se han descubierto y quedan muchos más por descubrir. 

La situación de conservación de esta especie antes de la creación de la reserva era muy complicada, puesto que diferentes amenazas como la desmedida explotación como alimento humano, el efecto del cambio climático, la degradación de su hábitat por pastoreo de ganado y su tráfico ilegal para comercializarla como mascota, provocaron una disminución considerable en sus poblaciones. Afortunadamente y gracias a los esfuerzos realizados, las noticias son alentadoras. Desde finales de la década de 1990, se ha realizado el seguimiento de la tortuga de Mapimí con el fin de monitorear su estado de conservación a través del tiempo, y los resultados indican que las poblaciones que habitan dentro de la Reserva de la Biosfera de Mapimí se están recuperando satisfactoriamente, lo que pone de manifiesto el éxito de la Reserva en la conservación de esta especie y de la biodiversidad que la habita. 

En hora buena por todas las tortugas que habitan el planeta, en particular por la tortuga de Mapimí, especie emblemática de la Reserva de la Biosfera de Mapimí. 

 

Pié de fotos

Figura 1 (página principal): Ejemplar adulto de Gopherus flavomarginatus mostrando el patrón de coloración típico del caparazón, con los bordes más claros. 

Figura 2: Una tortuga a la entrada de su madriguera.

Figura 3: Vista panorámica del hábitat característico de la tortuga llanera en la Reserva de la Biosfera de Mapimí.