Artículo publicado en el Portal Comunicación Veracruzana el día 14 de junio 2021
Los hongos comestibles son reconocidos por ser un alimento alto en compuestos con capacidad antioxidante. Se ha encontrado que son ricos en compuestos fenólicos, péptidos, esteroles, polisacáridos, vitaminas C y E, entre otros.
Palabras clave: alimento funcional, antioxidantes, tocoferoles
Las enfermedades crónico-degenerativas son un gran problema en México y ocupan el primer lugar en las principales causas de muerte en adultos. En el año 2018 la mayoría de los decesos fueron causados por enfermedades cardiovasculares, seguidas de diabetes y tumores malignos. Dentro de las causas de estas enfermedades se encuentran la inactividad física, consumo de tabaco, alcohol y una mala alimentación, entre otras; sin embargo, dentro del control de estas enfermedades la dieta juega un papel esencial.
Por otra parte, los hongos comestibles son de gran importancia para la dieta mexicana, además de ser un alimento con un alto valor nutricional, por lo que representan una alternativa alimenticia de beneficio a la salud. Contienen vitaminas, minerales, fibra, son bajos en grasa, además, algunas especies poseen propiedades antibacterianas, antivirales, antioxidantes y anticancerígenas, por lo que han sido propuestas como alimentos funcionales.
Los hongos comestibles son reconocidos por ser un alimento alto en compuestos con capacidad antioxidante. Se ha encontrado que son ricos en compuestos fenólicos, péptidos, esteroles, polisacáridos, vitaminas C y E. Además del consumo del hongo, se han desarrollado otras alternativas para aprovechar sus beneficios como productos alimenticios enriquecidos con antioxidantes aislados de hongos, por ejemplo: chocolates, harinas para panificación y bebidas. También, se ha visto su incorporación en cosméticos como productos anti-edad y blanqueadores de piel. En síntesis, el conocimiento generado sobre los compuestos antioxidantes en hongos ha permitido diversificar su aplicación en diferentes sectores industriales.
Dentro del conjunto de vitaminas que contienen los hongos, se encuentra la Vitamina E. Esta vitamina se conforma por 4 tocoferoles y 4 tocotrienoles, de los cuales el α-tocoferol es el de mayor bioactividad (González-Aguilar et al., 2012). Debido a su baja polaridad es una vitamina liposoluble y por ende se encuentra embebida dentro de las membranas celulares, siendo la primera línea de defensa contra la peroxidación de ácidos grasos poliinsaturados. En el Cuadro 1 se observa el contenido de tocoferoles en diferentes hongos comestibles, donde el γ-tocoferol fue el más reportado, en contraste con el β-tocoferol, que se identificó en menos especies.
En recientes estudios llevados a cabo por los autores en el hongo comestible cultivado Neolentinus lepideus (Figura 1) (Quintero-Cabello et al., 2021), se detectaron dos isoformas de la vitamina E, el α-tocoferol (3,370.35 mg/100 g de materia seca), seguido del γ-tocoferol (18.49 mg/100 g de materia seca) (Cuadro 2). Se determinaron concentraciones altas de α-tocoferol en comparación con otros hongos. Se concluyó que la vitamina E es uno de los principales antioxidantes lipofílicos, siendo el α-tocoferol la isoforma con mayor actividad antioxidante, lo cual se atribuye a la presencia de 3 grupos metilo en su estructura, seguido del γ-tocoferol con 2 grupos. Estos resultados destacan a N. lepideus como un alimento con alto contenido en α-tocoferol, lo que permite alcanzar el requerimiento diario de esta vitamina con su consumo (15 mg por día).
La ingesta elevada de vitamina E se ha asociado con una reducción del riesgo de enfermedades crónico-degenerativas relacionadas al estrés oxidativo como las enfermedades coronarias y el cáncer. Se ha reportado su beneficio en la enfermedad de Alzheimer, ya que reduce el estrés oxidativo en el cerebro. Por otra parte, el α-tocoferol se ha visto que es un excelente ingrediente en cosméticos ya que es un agente antiarrugas e hiperpigmentante, al ser capaz de inhibir a la enzima tirosinasa. Además de encontrarse en los hongos, también alimentos como los aceites vegetales, frutos secos y algunos vegetales frescos son ricos en esta vitamina.
Cuadro 1. Composición de tocoferoles (Vitamina E) en algunos hongos
Tocoferol |
Especie de hongo |
Contenido (mg/100 g ms) |
---|---|---|
α-tocoferol |
Grifola frondosa3 |
5.0 |
Meripilus giganteus4 |
0.003 | |
|
Polyporus squamosus1 |
0.004 |
β-tocoferol |
M. giganteus4 |
0.009 |
|
P. squamosus1 |
1.96 |
δ-tocoferol |
G. frondosa3 |
4 .0 |
M. giganteus4 |
0.123 | |
γ-tocoferol |
Ganoderma lucidum2 |
119 |
|
M. giganteus4 |
0.077 |
|
P. squamosus1 |
N.D. |
N.D.: no detectado. ms: materia seca. 1(Fernandes et al., 2016), 2(Mau et al., 2002), 3(Mau et al., 2004), 4(Stojković et al., 2017).
Cuadro 2. Contenido de Vitamina E en cuerpos fructíferos
de Neolentinus lepideus
Compuesto |
mg/100 g de materia seca |
---|---|
α-tocoferol γ-tocoferol |
3,370.35 ± 30.95 18.49 ±0.65 |
Pie de figura
Fig 1. Hongo comestible Neolentinus lepideus, el cual es consumido en diferentes comunidades de México. Foto: Rigoberto Gaitán-Hernández
Referencias