Lo que no ves debajo de tus pies

Gabriela Heredia Abarca

En las capas superiores del suelo habitan e interactúan entre ellos y las raíces de las plantas una amplia riqueza de organismos, cuya actividad es indispensable para mantener el equilibrio ecológico. Conocerlos es el primer paso para valorarlos y conservarlos. 

Palabras clave: suelos, microorganismos, conservación

Cuando caminamos por el campo, atraídos por la vegetación, las aves y otros animales que vemos a simple vista, no nos percatamos de la inmensa variedad de organismos que viven a nivel del suelo entre la hojarasca y mucho menos de aquellos que habitan entre los grumos y terrones por debajo de nuestros pies. Aun cuando la palabra suelo es familiar para todos, su valor biológico y social es pobremente apreciado y no tenemos conciencia de la importancia de su conservación para la vida silvestre y para el bienestar de la humanidad. El suelo es como la piel de la tierra; en comparación con las diferentes capas que conforman nuestro planeta, es apenas una película delgada que se ha ido creando durante cientos o miles de años mediante la desintegración física y biológica de las rocas superficiales. 

En los suelos ricos en materia orgánica habita una sorprendente variedad de organismos con muy distintos tamaños y formas de vida. De acuerdo a su tamaño podemos diferenciar los siguientes grupos de especies: a) Megabiotas (vertebrados como serpientes, topos y tuzas), b) Macrobiotas (invertebrados como hormigas, termitas, ciempiés, lombrices, caracoles y arañas), c) Mesobiotas (invertebrados que viven en los poros del suelo como los ácaros, cucarachas y colémbolos) y d) Microbiotas (microorganismos tan pequeños que solo podemos verlos mediante un microscopio, como por ejemplo bacterias, hongos, nemátodos, protozoarios y tardígrados).

Especies de todas estas categorías conviven estrechamente y en el desempeño de sus actividades ayudan en el funcionamiento y equilibrio de los ecosistemas. Muchas de ellas se alimentan de los restos vegetales y animales, degradándolos y descomponiéndolos en partículas y moléculas sencillas que en gran parte se incorporan al suelo como nutrientes que serán absorbidos por las raíces de las plantas. A este proceso se le conoce como descomposición y por ende a los organismos que participan en él se les denomina descomponedores o degradadores. Si no existieran los organismos descomponedores la desintegración de los restos vegetales y animales sería muy, muy lenta y paulatinamente los bosques se llenarían de cadáveres, hojas, troncos y ramas muertas, y lo que es peor, también escasearían nutrientes para las plantas, poniéndose en riesgo su desarrollo y por lo tanto la vida en el planeta. También la actividad de las especies macrobiotas y mesobiotas le confiere al suelo porosidad aumentando su aireación y retención de agua, además de aportar materia orgánica. Entre estas, las lombrices de tierra destacan por su importancia para la fertilidad de suelos silvestres y agrícolas. 

Gracias al avance tecnológico de los equipos de microscopía y mediante el uso de técnicas moleculares, actualmente sabemos que las especies microbiotas son las más abundantes y diversas en el suelo. Estos microorganismos se concentran en los primeros 20-30 centímetros de profundidad y en el área subyacente a las raíces conocida como rizosfera. Se ha reportado que en 1gr de suelo rico en materia orgánica pueden encontrarse 2,500 millones de bacterias, 30 000 protozoarios y entre 300-400 especies diferentes de hongos. 

En particular las bacterias y los hongos son importantes aliados de las plantas, muchas de sus especies tienen la capacidad de establecer importantes interacciones benéficas con las raíces. Entre las bacterias, algunas de ellas toman el nitrógeno del aire y lo transforman en compuestos aprovechables para la nutrición vegetal, estos diminutos organismos establecen contacto con las raíces en las que viven en pequeñitas esferas conocidas como nódulos, dentro de las cuales trabajan incansablemente captando y transfiriéndole a la planta el nitrógeno. Por su parte entre los hongos hay especies que desde épocas prehistóricas viven en estrecha cooperación con las raíces de prácticamente todas las plantas que existen en la tierra. A estas asociaciones se les denomina micorrizas, el término deriva de los vocablos griegos mykos y rhiza, que significan hongo y raíz respectivamente. Los hongos que forman micorrizas pueden penetrar los tejidos de las raíces formando endomicorrizas, o bien permanecer en la superficie y envolver la parte externa de ellas como ocurre con las llamadas ectomicorrizas. Sea cual sea el tipo de micorriza, los hongos mediante su cuerpo formado por largos y delgados filamentos se extienden en el suelo hasta áreas en las que las raíces por su tamaño o grosor no logran llegar, y de esta forma localizan y absorben minerales que transfieren a las plantas. También los hongos micorrícicos aumentan la capacidad de la planta para absorber agua y además protegen a las raíces de organismos parásitos. Actualmente se ha comprobado que en los bosques las raíces de diferentes árboles pueden estar conectadas entre sí mediante los filamentos de los hongos los cuales pueden formar puentes subterráneos para que las plantas se conviden agua y nutrientes. 

Aunque aún quedan por descubrir muchos secretos de las actividades e interacciones de la biota del suelo, con lo que actualmente sabemos, es más que suficiente para apreciar su importancia y promover su conservación evitando acciones nocivas como la aplicación de sustancias tóxicas, el uso excesivo de fertilizantes químicos y la práctica de la minería a cielo abierto, entre otras muchas más que ante la ignorancia y ambición del hombre destruyen en unos días lo que la naturaleza formó durante miles de años. Así que cuando caminemos por el campo recordemos que el paisaje que nos rodea es mucho más de lo que podemos observar y que justo debajo de nuestros pies viven miles de organismos que día con día hacen posible la vida en nuestro planeta.

 

Fuente de las imágenes

  • Slider. Diversidad de los organismos que habitan en los suelos

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  • Endomicorriza. Raíz con hongos teñidos con azul de tripano

Autora: Dra. Dora Trejo. UV

  • Raíces con nódulos con bacterias fijadoras de nitrógeno

https://curiosoando.com/wp-content/uploads/2018/10/nodulos-fijadores-nitrogeno-rizobios-800x535.jpg.webp

  • Destrucción del suelo por la práctica de minas a cielo abierto

Autor: James A. Rodríguez (Mi Mundo.org)

  • Mesofauna del suelo

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