Perchas para aves: un dispositivo efectivo para regenerar la selva

Sergio Guevara1, Natalia Mesa Sierra1,2, Graciela Sánchez Ríos1 y Javier Laborde1

Artículo publicado en el Portal Comunicación Veracruzana el día 16 de junio 2021

La recuperación de la selva en potreros enfrenta enormes obstáculos. El pastoreo deteriora el suelo, que pierde sus propiedades fisicoquímicas, pero sobre todo reduce la cantidad de propágulos de plantas de la selva, hasta eliminarlos. Una gran proporción de las plantas de la selva son dispersadas por animales frugívoros, que en general, evitan las zonas abiertas sin lugares en donde posarse. Este es el mayor impedimento para la reforestación.

En un extenso potrero, en la zona costera del centro de Veracruz, retiramos el ganado, colocamos perchas artificiales y seguimos los cambios de la vegetación. Las perchas fueron utilizadas por las aves, que depositaron una variada y copiosa cantidad de semillas de árboles y arbustos que de otra manera no hubieran podido llegar al potrero. Las perchas que colocamos al inicio enriquecieron y activaron notablemente la regeneración forestal, y mostraron ser un dispositivo sencillo, eficiente y de muy bajo costo.

Palabras clave: perchas artificiales; dispersión de semillas; restauración ecológica; aves frugívoras

La destrucción de los bosques tropicales de América (la selva Neotropical) durante las últimas cinco décadas es alarmante. Enormes extensiones que antes estaban cubiertas por selvas ahora son potreros. Es indispensable conservar la biodiversidad de la selva a largo plazo, protegiendo los remanentes de la selva en México y Latinoamérica. Pero también es necesario restaurar la selva en campos agropecuarios abandonados, especialmente en los paisajes muy deteriorados. Ante cualquier perturbación, ya sea natural (ej. huracanes; deslaves; muerte de árboles viejos) o antrópica (ej. uso agropecuario), la vegetación leñosa suele recuperarse mediante tres vías de regeneración: 1) el rebrote de raíces y tocones que sobrevivieron a la perturbación; 2) la germinación de semillas almacenadas en el suelo antes del disturbio y 3) la llegada de semillas provenientes de otros sitios, una vez que pasó el disturbio. 

En los potreros, después de unos 3 años de uso continuo se agota la capacidad de rebrote de raíces y tocones, tanto por el ramoneo del ganado como por los frecuentes deshierbes (chapeo con machete) que mantienen la cobertura de los pastos. También el contenido de semillas en el suelo cambia; desaparecen las semillas de plantas leñosas y proliferan las de pastos y malezas capaces de completar su ciclo de vida y producir semillas a pesar de los frecuentes chapeos y la herbivoría del ganado. Después de 5 años de uso pecuario, la única vía para que se regenere la vegetación leñosa en el sitio es la inmigración de semillas provenientes de remanentes forestales. Sin embargo, una alta proporción, más de 75% de las especies de árboles y arbustos de la selva, tienen frutos carnosos que deben ser consumidos por animales frugívoros para que las semillas que contienen sean dispersadas. Normalmente estos animales no visitan las áreas abiertas desprovistas de árboles y sitios donde posarse (perchas para descansar y protegerse). Este comportamiento es un obstáculo importante a la regeneración de la selva en potreros, lo que ha llevado a numerosos investigadores a considerar que la única posibilidad para restaurar la selva es por la siembra o trasplante directo de árboles. 

A finales de 1995 el INECOL amplió el área protegida del Centro de Investigaciones Costeras de La Mancha (CICOLMA), en la costa central de Veracruz. Como parte de ese terreno se incorporó un potrero de aproximadamente 6 ha (Fig. 1), que durante más de 20 años se había dedicado al pastoreo de vacas (cebú). En diciembre de 1995 se excluyó el ganado con el fin de estudiar los cambios de la vegetación a largo plazo. Como experimento, colocamos al azar 20 postes de madera de 3 m de altura para simular perchas. Bajo cada una colocamos un colector de semillas de 1×1 m (Fig. 2) y otro igual a 5 m de distancia en sitio abierto (control). Durante el primer año recogimos mensualmente los colectores para contar e identificar las semillas depositadas en ellos, capturando bajo las perchas un total de 1,989 semillas de 37 especies dispersadas por frugívoros, mientras en los controles solo aparecieron 274 semillas de 7 especies.

A los 3 años de haber sacado al ganado, los pastos africanos sembrados Panicum maximum y Cynodon plectostachyus crecieron considerablemente, superando los 2 m de altura, al no haber quién los consumiera. Esta densidad de pastos parecía mostrar que las perchas no favorecieron el establecimiento de plantas leñosas a pesar de haber aumentado la inmigración de sus semillas, sin embargo, a partir del sexto año las plantas leñosas aparecieron por encima de los pastos y los sombrearon, particularmente entorno a las perchas, y de ahí se expandieron hacia todo el predio, demostrando que actuaban como núcleos de regeneración forestal. En 2005, 90% del terreno tenía cubierta de árboles (Fig. 3) de entre 5 y 8 m de altura. Los árboles sombreaban cada vez más a los pastos y atraían más aves y otros dispersores de semillas. Alrededor de cada percha crecía ya una densa y vigorosa vegetación leñosa (Fig. 4). Después de 17 años (en 2012) la cubierta arbórea superaba los 10 m de altura y cubría todo el predio. Entre los árboles que formaban el dosel superior destacaban especies de rápido crecimiento, tales como: Guaje (Leucaena leucocephala), Cocuite(Gliricidia sepium), Palo mulato (Bursera simaruba), y Cedro (Cedrela odorata), entre otras. Sin embargo, bajo su sombra había numerosos juveniles de árboles de la selva como: Ojite o Ramón (Brosimum alicastrum), Laurelillo (Nectandra salicifolia), Palo verde (Ehretia tinifolia), y Zapotillo (Diospyros acapulcensis), entre otras. Después de 20 años, registramos 67 especies de árboles, arbustos y lianas, cuyos tallos (troncos) tenían más de 5 cm de grosor (diámetro) a 1.3 m sobre el suelo. La densidad de plantas leñosas en el sitio era mayor que en la selva más cercana (837 vs. 604 plantas/ha, respectivamente), siendo muy alta la similitud de la composición florística con ella. Lo anterior indica que el antiguo potrero, ahora cubierto por vegetación leñosa va en camino de convertirse en una selva mediana subcaducifolia. Aunque aún no podemos determinar la densidad y la ubicación óptimas de las perchas, es claro que en potreros en donde todavía existen fuentes de semillas cercanas, el uso de perchas artificiales acelera y enriquece la regeneración forestal. Esta técnica de muy bajo costo promueve eficientemente la restauración de la selva en campos deforestados.

En un pasaje del Popol Vuh, los gemelos Hunahpú e Ixbalanqué, obligados por su abuela, tumban la selva para labrar la milpa. Sin embargo, al día siguiente su campo recién labrado estaba cubierto por un denso bosque que tuvieron que volver a tumbar, pero ahora vigilaron durante la noche para ver quienes habían provocado esto. A la media noche en punto se reunieron todos los animales, chicos y grandes en el sitio y en sus lenguas dijeron: “¡Levantaos, árboles!, ¡Levantaos, bejucos!”. Es decir, fueron los animales los que regeneraron la selva. En nuestro caso fueron las aves, las que posadas sobre las perchas artificiales corearon: ¡Levantaos, árboles!, ¡Levantaos, bejucos! 

 

 

Pies de figura        

Slider. Esquema de las principales etapas de regeneración forestal desde que se removió al ganado del potrero y se instalaron las perchas artificiales para aves (Elaboró: Kerenha Hernández). 

Fig 1. Vista aérea del potrero con más de 20 años de uso ganadero en 1995, se muestran los límites del predio cercado (Fuente: INEGI; elaboración: J. Laborde).

Fig 2. Una de las 20 perchas artificiales para aves instaladas en diciembre de 1995 en el potrero. Notar el colector de semillas bajo la percha y su control a 5 m en sitio abierto (Foto: J. Laborde).

Fig 3. Vista aérea del mismo terreno en 2005 a 10 años de abandono y regeneración forestal (Fuente: Google Earth; elaboración: J. Laborde).

Fig 4. Una de las 20 perchas a 10 años de regeneración forestal, rodeada de plantas leñosas que forman un cerrado dosel arbóreo con más de 5 m de alto (Foto: J. Laborde).

  

Referencias 

 

Red de Ecología Funcional, Instituto de Ecología, A.C.

2 CIFOVIS – ITESO-Guadalajara