Cardo Santo

Argemone mexicana

Argemone mexicana, también conocida como cardo santo o chicalote, es una planta de la familia Papaveraceae, a la cual pertenece la mal afamada amapola (Papaver sp.) Esta especie es un ejemplo notable de una planta que se ha distribuido ampliamente en las regiones tropicales y subtropicales del mundo después de los primeros viajes de los exploradores europeos a América.

Es considerada nativa de la región del Caribe, incluyendo los países de América Central y las penínsulas de Yucatán y Florida. En México es posible encontrarla en casi todos los Estados de la República creciendo silvestre en orillas de caminos, diversos cultivos y desde luego en jardines. 

Argemone mexicana es una planta herbácea espinosa, vistosa y con flores amarillo pálido o amarillo brillante, compuestas de 3 sépalos con cuernos elongados y una corola doble. Estas flores resaltan ante el fondo compuesto de la planta, donde tanto el tallo como las hojas son pálidas (glaucas) y espinosas. Hojas y tallo tienen cierta coloración blanco-azulada, que contrasta con las flores. El cardo santo es otra de las plantas que puede embellecer nuestros jardines. Florece en primavera, entre marzo y abril.

Por la amplia capacidad de adaptación para establecerse bien en distintas condiciones y sus hojas y frutos espinosos, al cardo santo se le ha dado la muy desafortunada denominación de “maleza”, al igual que muchas otras herbáceas espontáneas.

El cardo santo forma parte de la vegetación arvense (que crece asociada a cultivos) y también es considerada como una planta ruderal (que ocupa hábitats perturbados por la acción humana) y por ello puede crecer en pastizales, orillas de carreteras y asociado a cultivos como ajo, alfalfa, ajonjolí, algodón, avena, calabaza, cártamo, cebolla, chile, fríjol, frutales, garbanzo, girasol, hortalizas, maíz, manzana, sorgo y tomate. Prefiere los suelos arenosos y bien drenados y, sorprendentemente, puede crecer en suelos pobres en nutrientes.

El chicalote es una planta que también favorece la actividad de numerosos insectos polinizadores, gracias a lo cual se reproduce sexualmente y se propaga con facilidad, pues cada planta produce aproximadamente 400 semillas; llama la atención que estas semillas pueden permanecer latentes por varios años.

Al ser una pariente cercana de la amapola, contiene también alcaloides, aunque no tienen las mismas propiedades que los de aquella. El cardo santo se ha usado ancestralmente en México por sus propiedades medicinales diuréticas, laxantes, expectorantes y para tratar problemas gastrointestinales. Aunque la planta y las semillas tiene cierto nivel de toxicidad, posee dos importantes alcaloides: la sanguinarina, que se incluye en formulaciones para alimentos de ganado (reses, cerdo, peces y pollo), ya que favorece la conversión del alimento que consumen en proteína, y la berberina, que se usa en el tratamiento de pacientes con diabetes tipo 2, al ser un sensibilizador a la insulina. También existen productos agroquímicos patentados que derivan del cardo santo.

En el Jardín Botánico Clavijero puedes apreciar esta sencilla pero importante planta como parte de la vegetación espontánea en marzo y abril, o creciendo en la Colección Etnobotánica.