De pequeños brincos a grandes saltos ¿Larvitas de moscas en fuga?

Andrea Birke

Red de Manejo Biorracional de Plagas y Vectores

Los insectos son el grupo más biodiverso del planeta con cerca de 3.5 millones de especies.  La diversidad no solo está representada por sus distintas formas y tamaños, también son destacables las múltiples conductas que despliegan.  Unas de ellas son la conducta de huida que en estadios larvales sin extremidades es energéticamente costosa.  En respuesta, algunas especies de larvas de insectos como los lonchaeidos han desarrollado conductas adaptativas como la capacidad de saltar, lo que les permite desplazarse con mayor rapidez, cubrir mayores distancias, dispersarse y protegerse.

Bien sabemos que muchos dípteros, al que pertenecen las moscas, presentan una fase o estadio en forma de larva, fase en la que tienen cuerpos blandos, vermiformes que en contraste con su forma adulta no les permite moverse rápidamente.  Las larvas pueden vivir y alimentarse de hojas, frutos, troncos o de material vegetal o animal en descomposición.  Material del cual se alimentan hasta completar su desarrollo, momento en el cual, ya muy nutridas, dejan el sustrato del cual se alimentaron para convertirse en pupa (Fig. 1).  

 Larva, pupa y adulto de una especie de lonchaeido o mosca lanceta. Imagen: Erick Enciso

Las larvas pueden tener extremidades como es el caso de las orugas o carecer de ellas.  Durante esta fase son altamente vulnerables a parasitoides y depredadores, como las hormigas, o muy susceptibles a altas temperaturas y a la radiación solar, que puede desecarlas rápidamente (Fig. 2).  A diferencia de las larvas ápodas, es decir sin patas, las de mariposas u orugas que sí presentan pequeñas extremidades secuestran defensas químicas que las protegen de depredadores.

En contraste, larvas de algunas especies sin extremidades han desarrollado musculatura y conductas especializadas que les permiten brincar pequeñas distancias o dar grandes saltos.  Este medio de locomoción se ha observado en distintas familias de moscas como las drosófilas, lonchaeidos, algunos tefrítidos y la gran mayoría de los piofílidos.  Por ejemplo, los miembros de la familia de piofílidos o moscas carroñeras, también se les conoce como “moscas saltarinas” por los grandes saltos que dan sus larvas.  Las larvas de la mosca del Mediterráneo, un tefrítido muy dañino para la agricultura puede saltar tres veces su tamaño y desplazarse casi 50 cm en un minuto.

Otros ejemplos de larvas saltarinas pertenecen al grupo de los lonchaeidos, llamadas moscas lanceta, a las que pertenece la mosca Dasiops caustonae y varios miembros del grupo Neosilba spp.  Los saltos que estos insectos dan implican doblarse en arco hasta que ambos extremos se tocan, momento en el cual usan sus ganchos bucales para sujetarse del extremo posterior.  Una vez que están en esta posición se libera suficiente energía para impulsarse y a manera de resorte saltar (Fig. 3).

Aunque pareciera que el movimiento es el mismo en larvas de todas las especies, hay variantes entre grupos, desde las que se impulsan sujetándose de la superficie, otras que se tuercen dorsalmente y aquellas que se arquean ventralmente anclando ambos extremos con las mandíbulas.

Estudios detallados han mostrado que esta conducta se desencadena cuando los insectos están expuestos bien a ambientes poco favorables como vibraciones, sonidos, radiación o en presencia de otro organismo que represente una amenaza. 

Finalmente, sin importar el tipo de mecanismo, los saltos parecieran ser menos costosos energéticamente si se comparan con los movimientos de arrastre, y su función todavía no está bien definida, bien pueden considerarse como un mecanismo de huida o un mecanismo de dispersión para evitar la competencia y altas temperaturas.

Secuencia de movimientos que despliega una larva de mosca lanceta (Neosilba spp.) antes de saltar, durante el salto, estadio de pupa y adulto. (1) Extensión, (2, 3) arqueo, (4 y 5) contacto entre extremos y uso de ganchos bucales para fijarse, (6) liberación de energía y salto. Imagen: Andrea Birke, tipografiada y modificada por Rebeca Escamilla.

 

Referencias

  • Bonduriansky, R. 2002. Leaping behaviour and responses to moisture and sound in larvae of piophilid carrion flies. The Canadian Entomologist, 134, 647-656.
  • Diesner, M., Brenner, M., Azarsa, A., Heymann, C., & Aberle, H. 2022. Rearrangements in the musculature correlate with jumping behaviour in legless Mediterranean fruit fly larvae Ceratitis capitata (Tephritidae). Scientific Reports, 12, 7457.
  • Marinov, M., Li, D., & Bennett, S. 2015. An observation of leaping behaviour in larvae of Drosophilidae (Diptera). The Wētā, 50, 30-37.

 

Slider:  Larva depredada por una hormiga. Imagen: Istock.